Las dos caras de una ciudad desigual
El desarrollo asimétrico del Gran San Miguel de Tucumán es un problema. La inversión sigue moviéndose hacia el norte y el oeste, en este último caso ignorando la necesidad de preservar el cerro y su entorno. No hay metro cuadrado de yungas o de finca de limones que resista a la topadora. Mientras, ya sabemos para qué sirvió el código de planeamiento de Yerba Buena durante los últimos años. ¿Y por Tafí Viejo cómo andamos? La localización en la ruta a El Cadillal del centro cívico encargado por el gobernador a César Pelli es otro botón de muestra. El paisaje es bellísimo, el clima acompaña y la conectividad con el centro está asegurada con forma de autopista. ¿Pero qué pasa con el este y con el sur, tan postergados? ¿Es inviable orientar hacia allí la planificación, o al menos tenerlos en cuenta al momento del análisis?

Veamos el ejemplo de Buenos Aires, donde la franja con mayor poder adquisitivo se orientó hacia el norte y la clase media se expandió hacia el oeste. La zona sur quedó como la hermanita pobre, colindante además con partidos del conurbano marcados por una profunda desigualdad social. La decisión política se orientó a potenciar el sur y con iniciativas fuertes: trasladaron allí la sede del Gobierno porteño, brindaron facilidades tributarias para potenciar un polo productivo, emplazaron la nueva terminal de ómnibus y construyen la villa olímpica para los Juegos de la Juventud. Esos departamentos se venderán después con créditos blandos. El sur de la capital tucumana, que es además el bastión del intendente Germán Alfaro, requiere un plan de esa naturaleza.

Desde la avenida Independencia hacia abajo los bolsones de pobreza son tan notorios como las carencias en infraestructura. Pero la inversión rara vez apunta hacia allí. Cuando se habló de la construcción de un estadio único (¿quedó congelado?) hubo quien proponía hacerlo en Los Vázquez. Tratándose del centro cívico nadie se animó a tanto. A fin de cuentas, entre el idílico entorno de Los Nogales y un enclave azotado por la pobreza y por altos índices de inseguridad, ¿a quién se le ocurriría?

Al cordón Las Talitas-Alderetes-Banda del Río Salí tampoco suelen beneficiarlo los proyectos de envergadura. Los municipios del este comparten con el sur de la capital las deficiencias estructurales que pueden resumirse en un concepto: mala calidad de vida de los vecinos. Se da en Tucumán un caso curioso y único en el país, porque mientras las ciudades aglutinan en las costaneras de sus ríos buena parte de la vida urbana, el Salí es un emblema de la contaminación y la desidia. La vera del río, a lo largo y a lo ancho de la Argentina, es sinónimo de desarrollo -paisajístico, social, turístico-. El del Salí es un fracaso comparable al del Riachuelo porteño.

Juan Manzur sostiene que puede darse por cumplido si al final de su mandato el proyecto del Centro Administrativo Provincial está finiquitado. O sea, listo para que empiecen a levantar las paredes. Pelli apuntó su entusiasmo y las ganas por empezar a dibujar ya mismo. Internarse en el estudio, lápiz en mano, es un buen plan para poner distancia con el frío que hace en esta época en New Haven. Tal vez, mientras cae la nieva en la costa este de Estados Unidos, quede estampada en el papel una parte de la solución para el caos del microcentro tucumano.

Mirando el cuadro en perspectiva queda expuesto el déficit tucumano en materia de planificación y el desprecio por nuestro devenir histórico. El centro cívico debió haberse inaugurado el 9 de julio de este año, pero -una vez más- se expone la certeza de que, más que una oportunidad, el Bicentenario fue una piedra en el zapato.

Distinta es la propuesta del complejo de alto rendimiento en Tafí del Valle. Detrás de esta idea, que es ambiciosa e interesante, está la Federación Económica. La ventaja es que el estudio de Pelli ya elaboró un anteproyecto; hay una base firme sobre la que se puede seguir trabajando. La estructura se emplazaría donde funcionaba la vieja cancha de golf, terrenos que son fiscales. Centros de esta naturaleza hay pocos en el mundo y Tafí del Valle -ni tan bajo ni tan alto- resulta óptimo para la preparación de un deportista de elite. Eso sí, es una obra muy cara, tanto por lo que cuesta la construcción como el mantenimiento. ¿Quién pone la plata? La Nación se apresta a erigir un nuevo Cenard en Buenos Aires (adivinaron, en la zona sur), mientras Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Rosario y Mar del Plata impulsan sus propios proyectos y hacen fila para golpear la misma puerta.

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