Sully, hazaña en el Hudson: un drama de aviación que tuvo el mejor desenlace

En momentos en que el corazón todavía está acongojado por la tragedia aérea del equipo de fútbol Chapecoense, el cine aporta la contracara de ese final con un episodio real memorable, llevado a la pantalla grande por un dúo que hace las delicias de Hollywood.

“Sully” recrea el llamado milagro del río Hudson, cuando en enero de 2009 el capitán Chesley Sullenberger (la película lleva su apodo como título) despegó del aeropuerto de Nueva York, atravesó una bandada de aves parecidas a los gansos que paralizó los motores de su Airbus A320 y logró concretar con éxito un acuatizaje forzoso (como se llama esa maniobra) sobre el agua helada, en pleno invierno norteamericano. Ninguno de los 155 pasajeros, incluyendo la tripulación, sufrió daño alguno. Sólo hay otro caso exitoso previo en un río: fue en Rusia en 1963, con un Tupolev 124 de Aeroflot, en el río Neva que cruza San Petesburgo (entonces Leningrado).

El heroísmo del aviador, evidenciado en su habilidad y potenciado por los medios de comunicación ávidos de un personaje con gran atractivo, fue puesto en duda en una investigación posterior que afectó su reputación. La película se basa en el libro que el propio Sullenberger escribió, además de ser asesor de la filmación. Por lo tanto, está claro el recorte del relato.

El antes, el durante y el después es lo que cuenta Clint Eastwood en su nueva película, con Tom Hanks en la piel del piloto. Ambos ya están siendo mencionados como posibles candidatos a los premios Oscar en sus categorías para la ceremonia que tendrá lugar en 2017, y tienen sobre qué basarse.

A los 80 años, Eastwood es tan dúctil y efectivo con una cámara en mano como Sully comandando un avión. Ambos comparten la habilidad de dominar un arte esquivo y complejo. La narración que logra el director acostumbra tener momentos en que deja al espectador sin aliento, por más conocida que sea la historia que cuenta (como es este caso). Se vuelve a apoyar en la capacidad de Tom Stern como su jefe de fotografía, quien sabe aprovechar los planos para sacar el mayor provecho, así como las cámaras digitales IMAX, con las que rodó casi todo el filme.

Hanks vuelve a la pantalla para retratar, otra vez, a un hombre común puesto en una situación extraordinaria, por más entrenamiento que tenga para esas eventualidades.