Se necesitan líderes cada vez más ágiles

Se necesitan líderes cada vez más ágiles

Por Luciana Paulise - Fundadora de la consultora Biztorming, Master en Administración de Empresas, Ingeniera en Calidad.

27 Noviembre 2016
Sin dudas, el punto débil detrás de las pequeñas y medianas empresas (PyME) refiere a que muchas de ellas terminan dependiendo de la dirección de sus dueños y eso las vuelve lentas, ineficaces y poco innovadoras. Por esta razón, es importante que los emprendedores aprendan que conformar equipos aptos y resolutivos es un factor beneficioso que repercutirá, en última instancia, a favor del emprendimiento.

Es de destacar que las organizaciones ya no necesitan empresarios héroes que se ocupen de todo sino líderes cada vez más ágiles y flexibles, capaces de fomentar la creación de un ambiente en el que todos los empleados puedan dar lo mejor. El reto consiste en atraer y motivar el talento de los jóvenes profesionales con programas académicos, por ejemplo, para que puedan desarrollarse profesionalmente u otorgarles herramientas y asesorarlos para que puedan crecer en el ámbito laboral. De esta manera, se logrará contribuir al crecimiento de la compañía y fortalecer al equipo.

Atrás quedó la teoría que subraya que el líder es aquel que debe detectar y registrar los fallos de las personas; por el contrario, los más eficientes son aquellos que neutralizan las causas de las equivocaciones y ayudan a que cada una de las partes de su equipo pueda desarrollar cada día mejor sus tareas. Por eso, es fundamental que los empresarios aprendan a confiar en sus empleados para que puedan tomar decisiones sin tener que consultarlas previamente. En principio, puede ayudar desterrar el temor que se genera en los empleados ante un problema y fomentarlos a innovar, opinar o incluso a equivocarse, valorando las contribuciones de las partes interesadas. En este sentido, se abrirá el juego confiando en sus potencialidades.

Para que los empleados colaboren en el desarrollo de la compañía, la clave está en conformar un equipo ágil en responder los problemas que surjan a diario. Para ello, es importante eliminar los rankings del personal, al igual que las evaluaciones comparativas entre empleados; abrir el espacio de trabajo y reemplazar oficinas cerradas por espacios más colaborativos; comunicar más para que los secretos no provoquen miedo; compartir las decisiones y escuchar las decisiones de las partes interesadas para no caer en verticalismo y facilitar los recursos necesarios para el desarrollo de las tareas. Por sobre todas las cosas, se deben comprender las causas de las fallas y explicar las debilidades en lugar de castigar. De esta manera, se disminuirá el miedo que genera la presión del ámbito de trabajo.

No todos los jefes son capaces de aceptar las decisiones del resto de los miembros y, menos aún, de fomentar la cultura de la autonomía. Sin embargo, a pesar de no ser un camino fácil y rápido, representa el mejor sendero si se quiere alcanzar el éxito. Después de todo, “nadie puede dar lo mejor de sí a menos que se sienta seguro”, tal como decía William Edwards Deming (estadístico estadounidense, consultor y difusor del concepto de calidad total).

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