La venta ilegal de fauna silvestre se propaga en Facebook

La venta ilegal de fauna silvestre se propaga en Facebook

Grupos tucumanos compran y venden todo tipo de animales. Denuncias.

La venta ilegal de fauna silvestre se propaga en Facebook
20 Noviembre 2016
“Entre las aves no voladoras, el suri cordillerano, de ambientes de altura en el noroeste, sufrió intensa persecución por el valor de sus plumas, la captura de sus huevos como fuente de alimento y la competencia de ganado doméstico”. Esas son algunas de las razones por las que el suri se ha convertido en una de los tantos animales amenazados de Argentina, según sitios especializados en conservación de especies. Por esta realidad, y porque es una actividad ilegal penada por ley, no es raro que en las redes se haya generado una ola de rechazo en contra de una página de Facebook, creada en Tucumán, donde se publican ventas de animales silvestres, como suris a $ 800, comadrejas a $ 400 y todo tipo de aves. También hay quienes se interesan por comprarlos. Y ahí se cierra el círculo.

“Compra y Venta de Pájaros Tucumán” es un grupo público de Facebook (hay varios con nombres parecidos). Y el jueves, por ejemplo, un miembro, de Villa Amalia, escribió “vendo suri”. La publicación estaba acompañada por fotos del animal de unos 40 centímetros. El precio: $ 800. En ese grupo también venden cardenales, mistos, paraguayitos, zorzales, urracas, jilgueros, tordos, cocotillas, gambitas y otras especies de aves. Aunque además ofrecen desde armas y todo tipo de jaulas, hasta tramperas y otros animales domésticos o de criaderos, como caballos, perros, gallos y conejos. Allí publican vendedores de aves de diferentes lugares de Tucumán y de otras provincias, como de La Rioja.

“Me sorprende esta publicación porque es una actividad ilegal. Y que aparezca de una forma tan impune y abierta es llamativo. El problema es que todo lo que tiene que ver con venta de fauna silvestre no tiene una condena penal en Tucumán. A lo sumo tiene una multa. Eso ayuda a que no podamos terminar con este flagelo”, opina Juan Pablo Juliá, director de la Reserva Experimental Horco Molle de la Universidad Nacional de Tucumán. En esta área ubicada en el pie del cerro ingresan unos 150 animales autóctonos por año. Después de un tiempo, tras un intenso trabajo, algunos tienen una segunda oportunidad de volver a su hábitat gracias a un plan de recuperación y liberación de fauna autóctona a cargo de profesionales de la UNT.

Actividad ilegal

La ley provincial a la que se refiere Juliá es la 6.292, que en su artículo 61 prohibe “el ejercicio de la caza, crianza y aprovechamiento de animales silvestres, sus productos y/o subproductos, cualquiera sea su modalidad o forma (...). La tenencia, el tránsito intra e interjurisdiccional, la comercialización, industrialización, importación y exportación de animales silvestres vivos, sus productos y/o subproductos”.

Por otra parte, en el artículo 63 de la norma local se especifica que en caso de que una especie de la fauna silvestre se halle en peligro de extinción o en grave retroceso numérico, la autoridad de aplicación de la presente ley (que sería la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos de la Provincia) deberá adoptar las medidas de emergencia necesarias a fin de asegurar su repoblación y perpetuación, debiendo también disponer la prohibición de caza y del comercio de los ejemplares, como así también requerir la colaboración de los restantes Estados provinciales y del Estado nacional.

Las infracciones que se cometan en violación a las disposiciones de la Ley 6.292 son sancionadas sólo con multas. “Lo máximo que le puede pasar a quien trafica es que lo multen y le incauten las herramientas. Hay especies que tienen mayores niveles de protección y eso puede llevar a que una multa sea más elevada o haya otra sanción”, puntualizó Juliá.

Por otra parte, el director de la Reserva subrayó que se trafican aves porque son las que más se venden, especialmente las cantoras, como cardenales, reina mora, reyes del bosque. “Lo que mucha gente no sabe es que hay una altísima tasa de mortalidad de animales comercializados. Eso está en el orden del 80% al 90%. Eso pasa por las condiciones de hacinamiento: se capturan muchos animales, los tienen a todos juntos en lugares reducidos y el traslado también es igual. Son lugares muy insalubres, con mortalidad alta. Eso también trae aparejado un riesgo para humanos, ya que muchas aves transmiten psitacosis (enfermedad infecciosa) y en esas condiciones de hacinamiento las posibilidades de que se contagien son elevadas. Es un problema no sólo de índole ambiental, sino también de índole sanitaria”, detalló.

Por último, Juliá dijo que esta cuestión sanitaria hace que la rehabilitación sea extremadamente costosa. “Antes de liberarlo, tenemos que asegurarnos de que no tengan enfermedades que puedan transmitir a otros animales silvestres -dijo-, de que no hayan perdido sus características de animal silvestre, y debemos curarlos, aislarlos en cuarentena; es un proceso muy largo”.

“Los compradores deberían entender que no están salvando a ese animal, sino lo están condenando a seguir en cautiverio y están condenando a que otros ocho o nueve animales sean ‘repuestos’ por ese que se ha vendido”, resaltó.

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