19 Noviembre 2016
En un campo de El Simbolar, Trancas, (de Carlos Sánchez Loria-hijo) se desarrollan las tareas de feed lot, es decir, donde se crían los terneros para llevarlos al peso de faena establecido.
El proceso comienza con la preñez de la vaca (demanda 9 meses), hasta llevar el novillo a gancho (entre 9 y 10 meses), lo que significa que se necesita 1,5 año de cuidado genético, cría y recría comunitaria, siempre tratando de tener, siempre, la misma calidad para ofrecer un productor homogéneo.
En cuanto a la faena, la misma se realiza en Fidensa, cuando el novillo alcanzó los 400 kg.
“Y desde allí, seguimos trabajando cuidando siempre la cadena de frío para llegar a nuestra carnicería, donde ofrecemos el mejor producto a un precio razonable”, describió Domingo Colombres, socio de Nuestro Holando y productor lechero de la zona de Trancas.
Preparación
Respecto de la cría y alimentación de los terneros Holando, el proceso se desarrolla criando hasta los 130 kg, siguiendo protocolos controlados por un gerente contratado.
Luego se pasa al “pastaje” hasta los 400 kg, donde los animales reciben una dieta seca (maíz concentrado y fibra) hasta su terminación. O sea que los animales gana 270 kg en el encierro.
Considerando el aspecto fundamental de la sanidad, Colombres dijo que las tareas de seguimiento están a cargo del gerente y de los veterinarios especializados.
“Cada paso que dimos fue pensando que este proyecto era algo para toda la vida, y con ese pensamiento y objetivos estamos trabajando”, concluyó.
“Nuestra idea es autovendernos; el precio de venta es el del mercado. Arrancamos con una carnicería en Tucumán”, describió el productor lechero.
Calidad y terneza
En relación con la calidad de la carne, dijo que “está estudiado que la carne de Holando tiene menor marmóreo intramuscular (menos grasa dentro del músculo, dentro de la carne propiamente dicho). Esto significa que es una carne más sana y que tiene una terneza excelente”, subrayó.
Otro detalle importante es que cada productor tiene una planilla del stock de su propio maíz, su rollo y su núcleo.
Además, se confecciona un resumen, a fin de mes, con toda la situación del animal (dieta, estadía, gastos, ingresos, etc).
También hay que el grupo de asociados se destaca por su diversidad productiva. Hay productores con 200 cabezas y otros más chicos, con 25 cabezas.
El proceso comienza con la preñez de la vaca (demanda 9 meses), hasta llevar el novillo a gancho (entre 9 y 10 meses), lo que significa que se necesita 1,5 año de cuidado genético, cría y recría comunitaria, siempre tratando de tener, siempre, la misma calidad para ofrecer un productor homogéneo.
En cuanto a la faena, la misma se realiza en Fidensa, cuando el novillo alcanzó los 400 kg.
“Y desde allí, seguimos trabajando cuidando siempre la cadena de frío para llegar a nuestra carnicería, donde ofrecemos el mejor producto a un precio razonable”, describió Domingo Colombres, socio de Nuestro Holando y productor lechero de la zona de Trancas.
Preparación
Respecto de la cría y alimentación de los terneros Holando, el proceso se desarrolla criando hasta los 130 kg, siguiendo protocolos controlados por un gerente contratado.
Luego se pasa al “pastaje” hasta los 400 kg, donde los animales reciben una dieta seca (maíz concentrado y fibra) hasta su terminación. O sea que los animales gana 270 kg en el encierro.
Considerando el aspecto fundamental de la sanidad, Colombres dijo que las tareas de seguimiento están a cargo del gerente y de los veterinarios especializados.
“Cada paso que dimos fue pensando que este proyecto era algo para toda la vida, y con ese pensamiento y objetivos estamos trabajando”, concluyó.
“Nuestra idea es autovendernos; el precio de venta es el del mercado. Arrancamos con una carnicería en Tucumán”, describió el productor lechero.
Calidad y terneza
En relación con la calidad de la carne, dijo que “está estudiado que la carne de Holando tiene menor marmóreo intramuscular (menos grasa dentro del músculo, dentro de la carne propiamente dicho). Esto significa que es una carne más sana y que tiene una terneza excelente”, subrayó.
Otro detalle importante es que cada productor tiene una planilla del stock de su propio maíz, su rollo y su núcleo.
Además, se confecciona un resumen, a fin de mes, con toda la situación del animal (dieta, estadía, gastos, ingresos, etc).
También hay que el grupo de asociados se destaca por su diversidad productiva. Hay productores con 200 cabezas y otros más chicos, con 25 cabezas.
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