La economía tucumana tras el triunfo de Trump: una carrera contra reloj

La economía tucumana tras el triunfo de Trump: una carrera contra reloj

La relación entre la provincia y Estados Unidos se sustenta hoy en dos situaciones aún no resueltas: el reingreso del limón y la eliminación de los aranceles para la frutilla tucumana. Ambas están en veremos.

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La Argentina amaneció con Donald Trump presidente de los Estados Unidos. La histeria se apoderó de los mercados. La mayoría de las monedas globales, particularmente la mexicana, arrancaron la jornada con fuertes desplomes. Los europeos hablan del "Brexit" estadounidense por un resultado impensado. Las encuesta también dejaron de ser infalibles en el primer mundo. La Argentina se prepara para que, en el mejor de los casos, el financiamiento que pueda llegar a tomar sea más caro que ahora. ¿Y Tucumán?

La relación entre la provincia y la principal economía del planeta se sustenta hoy en dos situaciones aún no resueltas: el reingreso del limón a los Estados Unidos y la eliminación de los aranceles para la frutilla tucumana. Ambas están en veremos. Una más que otra. La última semana del mes, el gobernador Juan Manzur tiene previsto emprender viaje hacia Washington para tratar de cerrar el capítulo citrícola y que a partir de 2017 comiencen a salir los primeros embarques de limones hacia EEUU. El embajador argentino en los Estados Unidos, Martín Lousteau, había anticipado un pronto despacho con final feliz. Los funcionarios de Manzur, en tanto, entienden que las cuestiones de política electoral no pueden incidir en los programas económicos vigentes de intercambio comercial. Pero, por las dudas, el gobernador ya está tratando de acelerar las tratativas ante la Casa Rosada en una carrera contrarreloj, con el fin de que el aval sea uno de los últimos gestos de la administración de Barack Obama hacia la gestión de Mauricio Macri. Cancillería dio muestras esta semana de que el proceso sigue su curso y que, en principio, no habría más inconvenientes para el retorno del cítrico argentino. Pero, en el medio, ganó Trump.

La cuestión de la frutilla requiere de más tiempo. El Gobierno local y la Embajada Argentina ya hicieron la gestión para tratar de que se eliminen los aranceles que Estados Unidos le cobra a la producción nacional. Desde 2012, el país no goza de los beneficios del Sistema General de Preferencias (SGP), ya que, durante ese año, la gestión kirchnerista no cumplió con los fallos arbitrales en contra, dirimidos ante el Centro Internacional de Arreglo de diferencias relativas a inversiones (Ciadi). Así, de gozar de aquellas preferencias, la frutilla pasó a tener un arancel levemente por encima del 11%. Con ese arancel, es difícil competir con otros países en el mercado global. Hace casi una década, la mitad de las exportaciones de frutillas tucumanas tenía como destino a EEUU; el año pasado no se llegó a exportar más de 1.800 toneladas, casi un cuarto que en 2007.

La puerta está entreabierta, pero dependerá demasiado de la celeridad con que se muevan los funcionarios para abrirla, de par en par, antes del recambio de Gobierno. Porque, con Trump en el poder, los signos de interrogantes son varios.

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