Las matemáticas también son una puerta para hacer amigos

Las matemáticas también son una puerta para hacer amigos

En la última fase de las olimpíadas matemáticas participarán 14 estudiantes tucumanos.

ESPERANZA EN MARCHA. Los alumnos que representarán la provincia en La Falda, Córdoba.LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.- ESPERANZA EN MARCHA. Los alumnos que representarán la provincia en La Falda, Córdoba.LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.-
05 Noviembre 2016
En unos días más 14 esperanzas escritas en números viajarán a La Falda, Córdoba. Allí los espera la última etapa de un concurso que no tiene premios materiales, solo la satisfacción personal y del equipo. Además, hay ganadores, pero no vencidos -destaca Rosa Vitriú, una de las profesoras que impulsa las Olimpíadas Matemáticas Argentinas (OMA) desde su fundación, hace 33 años, porque la rivalidad no se establece entre los “olímpicos”, sino entre cada chico y los problemas.

Entre el 7 y el 11, Marco, Natalia, Dania, Manuel, Matías, Anita, Salustiano, Luciano, Juan Esteban, Martín, Francisco, Juan Pablo, Lucas y Florencia (alumnos del último año de secundario de escuelas y colegios de la provincia) se enfrentarán a unos problemas matemáticos simples, pero muy difíciles, que se resuelven con sentido común y un poco de la matemática escolar, elemental. Ellos son los representantes tucumanos a la instancia nacional de la 33ª OMA.

Son aparentemente tímidos (así, al menos los describen los adultos que los acompañan) y sí, les gusta expresarse a través de los números. Pero cuando logran sentirse protagonistas de esta historia las voces van abriéndose camino... No es sencillo -siendo tantos- identificar fehacientemente quién dijo qué. Pero no importa: porque el que no habla asiente.

Entonces, se puede contar que una de las cosas que los entusiasma es que las de la OMA son matemáticas diferentes: “nada de aprender de memoria, ni de hacer cálculos eternos. Podemos tener la calculadora, los apuntes... es más: puede haber muchos caminos para llegar a la solución. Lo que importa es que ese camino sea correcto y esté explícito en el examen”, dice una voz masculina. Lo confirma el sitio oficial de OMA: “hay una marcada diferencia entre la matemática escolar y la olímpica. Esta última apunta al ingenio, la creatividad, la invención, el desarrollo de la intuición para responder de manera efectiva a las aspiraciones de la joven generación”.

Otra voz, también de varón, insiste en que no hay rivalidad: “el desafío es para con nosotros mismos, no con los demás. De hecho, durante este tiempo de práctica y participación muchos nos hemos hecho grandes amigos”.

Una de las chicas reconoce que en la mayoría de los casos, ellos mismos subestimaron su capacidad: “cuando me lo propusieron contesté ‘ni a gancho’, y ahora lo disfruto mucho e hice un montón de amigos, con los que comparto intereses que no son fáciles de encontrar en muchos chicos”, cuenta.

Además del esfuerzo que hacen las escuelas, los “profes” y los propios chicos, hay un personaje que se ha hecho indispensable para los participantes tucumanos: es Daniel Pomo, ex “olímpico” que dedica parte de su tiempo libre a entrenarlos, en un espacio que cede el colegio Sagrado Corazón.

Daniel también rescata lo importante de los lazos que creó gracias a OMA: “a la mayoría de mis amigos actuales los conocí participando”, afirma y asegura que, más que saber, lo que se necesita es la decisión de “insistir hasta que sale”. Por lo demás, se trata de aprender jugando... porque las matemáticas, gente, las matemáticas no son el cuco. Todo lo contrario, sostiene.

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