Novela juvenil sobre laidentidad de género

Novela juvenil sobre laidentidad de género

Reflejo profundo de las inquietudes de las nuevas generaciones

06 Noviembre 2016

JUVENIL

COMO UNA PELÍCULA EN PAUSA

MELINA POGORELSKY

(Edelvives - Buenos Aires) 

Lucho, Flora y Damián son adolescentes; cultivan el don de la amistad, los unen ceremonias: formar una banda de pop, tomar mate, juntarse a cenar en un local de comida rápida, hacer las tareas escolares, realizar trabajos sociales o ver el mundo desde un celular o una computadora.

Pero hay algo latente debajo de esa frescura en formato trío: deseos no declarados. En fin: que tanto Luciano -el narrador- como Flora -la que carga con el estigma de “gordita fea”- están enamorados de Damián. Hasta que en la vida de Lucho aparece Emanuel...

Qué sucede, entonces, cuando las cosas se dan a través de lo sugerido, lo no dicho. Qué, cuando es a través de lo manifiesto. Y qué cuando se vuelven conciencia y todo estalla por el aire, sea gracias al rito del “verdad-consecuencia” jugado con honestidad o desde la letra de una canción.

En Como una película en pausa, Melina Pogorelsky toma el riesgo y asume una temática que empieza a abrirse paso en la literatura, algo que no le podemos exigir a las letras si aún no ha sido asimilada por la sociedad (no en vano le llevó seis años publicar esta novela).

Continuidades

Segmentada en capítulos breves (62 en total, alguno de incluso una sola frase, determinante: “Y dos bocas”.), con un lenguaje que va de lo más cuidado a lo plenamente coloquial, que es el lenguaje vivo, en constante mutación, de los jóvenes.

Para contar la historia, a Pogorelsky le basta lo insinuado, lo referido mediante la menor cantidad de recursos posibles. O sea, la mejor manera. Y tira sobre la mesa otras nociones no menores como el concepto de belleza, las grietas generacionales o el peso de la mirada de los otros.

Y sobre el final no hay un final, ya que la vida sigue, aunque se detenga temporariamente como una película en pausa o al amparo de una sombra. Pero claro está que más provechosa será cuanto más nos sinceremos con nuestros deseos más genuinos. Porque basta la confirmación de lo que somos para que el argumento de la vida sea válido.

© LA GACETA

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Hernán Carbonel

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