La controvertida evaluación nacional educativa

La controvertida evaluación nacional educativa

Miedo. Desconfianza. Fracaso. Nerviosismo. Vergüenza. Estrés. ¿Quién no ha experimentado algunas de esas sensaciones ante un examen? Es como si uno tuviera que patear un penal y de ello dependiera la victoria de su escuadra, pero en este caso, el equipo es uno mismo. El martes y el miércoles pasados, se desarrolló en el país la Evaluación Nacional Aprender 2016, de la que participaron 1.400.000 de alumnos (45.000 tucumanos), despertó controversias y rechazos de parte de docentes, padres y gremialistas. La prueba, organizada por el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, reemplazó al Operativo Nacional de Evaluación que se efectuaba desde 1993.

De acuerdo con las autoridades, su objetivo es efectuar un relevamiento de información y de calidad sobre los logros alcanzados y los desafíos pendientes del sistema educativo. Participaron los alumnos de 6° grado de la primaria y del último año del nivel medio. A los chicos de 3º y 6º grado y de 2º o 3º año los evaluaron en Lengua y Matemática, y a los del último año del secundario, en Lengua, Matemática, Ciencias Naturales y Sociales.

La secretaria de Evaluación Educativa de la Nación dijo que no habría rankings de escuela, como tampoco recompensa a quienes hiciesen una mejor evaluación. Señaló que el paso siguiente era devolver los datos a las escuelas. Respecto del cuestionamiento sobre el contenido que incluía preguntas sobre la condición social, la funcionaria señaló que este segmento se aplica desde hace años y tiene el propósito de determinar la condición de ingresos de la familia y a su condición de vulnerabilidad.

En Buenos Aires, la evaluación generó resistencia en sectores docentes y en padres; hubo una escuela tomada por los alumnos en Banfield; en la provincia de Santa Cruz el gremio docente impulsó un paro por 24 horas.

Desde hace años, se viene hablando de una crisis o debacle educativa, reflejada en los resultados paupérrimos en el rendimiento de los alumnos en pruebas internacionales. Se habla de un sistema que hace agua en materia de contenidos, en la poca exigencia con los alumnos, en los chicos que terminan la primaria sin saber escribir ni leer correctamente, en la exigencia a los docentes de hacerlos pasar de grado como sea. Pero también se evidencia un relajamiento de los principios morales esenciales. Con alguna frecuencia, los educadores son atacados por padres o alumnos irascibles porque estos últimos han sido, por ejemplo, reprobados en un examen. Se ha perdido el respeto hacia el maestro, que siempre fue la segunda autoridad, después de los padres. Y entre las causas de esta violencia -también hay docentes que la ejercen con los alumnos a través de la humillación o la discriminación-, seguramente inciden la condición social y los problemas económicos, que llevan a los progenitores a desatender la educación que deben brindarles a sus hijos en la casa, porque bien suele decirse que en la casa se educa y en la escuela se aprende. Algo muy preocupante está ocurriendo. Parece que hay que educar también a muchos padres.

Criticamos esta realidad, pero cuando se intenta mover alguna pieza, nos oponemos tenazmente y nos aferramos a la inmovilidad porque nos brinda seguridad. ¿Por qué oponerse a ser evaluado? ¿Por qué los docentes se sienten atacados ante el menor atisbo de evaluación? En la universidad estos deben concursar su cargo cada cuatro años. Debería ser algo normal, pero hemos perdido la práctica de rendir exámenes. Una evaluación nacional es una suerte de censo que permite elaborar diagnósticos para diseñar nuevas estrategias o sistemas. ¿Por qué oponerse o tener miedo? Si un docente está seguro de la calidad de la enseñanza que brinda, ¿qué debería temer? Los alumnos son a menudo el reflejo de sus maestros. Si la educación se halla atrapada en un callejón y empeora, significa que algo se está haciendo mal o no se está haciendo. ¿Por qué la resistencia a mirar la realidad? El miedo rehúye al debate, paraliza, nos impide avanzar como personas y como sociedad.

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