“Quiero construir redes para que entre todos denunciemos”

“Quiero construir redes para que entre todos denunciemos”

El padre José Abuín destacó el voluntariado.

COMPROMETIDO. El padre “Pepe” trabaja hace tres años en Las Talitas la gaceta / foto de inés quinteros orio COMPROMETIDO. El padre “Pepe” trabaja hace tres años en Las Talitas la gaceta / foto de inés quinteros orio
23 Octubre 2016
Luchar contra la pobreza es el desafío que, cada día, afronta el padre José Abuín en Las Talitas. Pero no es el único problema que enfrenta el párroco de la iglesia Cristo Rey. La precariedad habitacional perjudica a cientos de familias, según describió. Y a este factor le añadió la venta de drogas y las adicciones, que castiga a jóvenes de entre 15 y 25 años. Para comprender el origen de las adicciones, el padre “Pepe”-como le dicen en Las Talitas- apuntó a la deserción escolar. “Los chicos se quedan sin proyecto y sus padres, sin dinero suficiente, no pueden darle continuidad al estudio. Así, surge el ocio, caldo de cultivo para la droga y la delincuencia”, advirtió.

El padre Abuín, los voluntarios y los profesionales con los que trabaja, ayudan a los vecinos con remedios y con materiales para mejorar sus casas, ya que, según comentó, en Las Talitas hay problemas de precariedad habitacional y de hacinamiento. Sin embargo, lo que más preocupa es el avance de las adicciones. Abuín señaló que las drogas predominantes son las pastillas tranquilizantes, la marihuana y el “paco”. Y sobre este punto afirmó que en Las Talitas hay numerosos puntos de venta de sustancias. “Y los vecinos los conocen”, aseguró. El sacerdote ratificó que el consumo de “paco” provocó suicidios de adictos. “Cuando me piden voy rezar a los velorios, porque para las familias es una palabra de esperanza”, se lamentó.

Abuín reflexionó sobre la muerte del padre Juan Viroche, de La Florida. “Eligió trabajar por los pobres y lo comparto. Cuando lo trasladaron a La Florida denunció públicamente el narcotráfico. Entonces sufrió las presiones de los que venden drogas. Para mí lo mataron. Yo lo conocí hace 27 años y él amaba la vida. No puede ser que se la haya quitado”, expresó.

Finalmente, manifestó que comparte el compromiso que dejó Viroche. “En mi caso lo hago de otra manera, con los vecinos, en los barrios. No tengo miedo y jamás recibí amenazas. Pero si denuncio públicamente, sería un kamikaze ¿Y vale la pena inmolarse si puedo hacer un trabajo profundo? Quiero construir redes en la comunidad para que entre todos denunciemos”, planteó.

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