“Si la sociedad no se involucra, es difícil cambiar las cosas”

“Si la sociedad no se involucra, es difícil cambiar las cosas”

El padre Costas pide trabajar en la prevención.

MISIONERO. Costas celebra misas en esquinas de barrios carenciados. la gaceta / foto de osvaldo ripoll MISIONERO. Costas celebra misas en esquinas de barrios carenciados. la gaceta / foto de osvaldo ripoll
23 Octubre 2016
El padre Arturo Costas es de los que prefiere estar más afuera de la iglesia que adentro. Conoce como pocos la dura realidad que existe en las afueras de Concepción, y que poco tiene que envidiarle a la que se vive en la periferia de la capital.

“Si recorrés todas las ciudades del sur, te vas a encontrar con las mismas problemáticas. La cuestión, creo yo, es que estamos tratando de solucionar lo que ya sucedió, en lugar de evitar que suceda. Hay que ir a la raíz del problema”, reclama el sacerdote.

Prevenir, de eso se trata. “Acá se ven problemas de todo tipo: alcoholismo, violencia familiar, de género, inseguridad, adicciones, etcétera. Junto con otros curas estamos tratando de concientizar sobre la necesidad de trabajar en la prevención. Para eso, hay que apuntar a la niñez, porque cada vez se empieza el consumo de sustancias a más temprana edad. Además, es necesario que existan espacios destinados al deporte y talleres donde se enseñen oficios”, pide Costas, quien se ocupa de misionar en barrios críticos de Concepción, como la Costanera y el Municipal.

“Salir al encuentro de la realidad no es una alternativa para la Iglesia; es su esencia misma. El Papa Francisco nos está reclamando eso a los curas: ser una Iglesia que salga, que primeree, que no se deje primerear. Ya nos primerearon la juventud y la adolescencia, no debemos permitir que nos ganen la niñez también”, enfatiza el párroco.

No obstante, Costas reconoce que cuesta hacer que la gente se involucre. “Acá muchos saben quiénes son los que causan daño. Hay ciudades como Concepción o Aguilares, en las que parece que es mejor mirar para otro lado. Te puedo asegurar que aquí hay mucha gente del centro que no tiene ni idea de la realidad que se vive en la periferia. Si la sociedad no se involucra, es difícil cambiar las cosas”, lamenta Costas.

“Ahora el tema de las drogas está de nuevo en el tapete porque han matado a un cura. ¿Si yo tuve problemas alguna vez? Gracias a Dios, nunca. Creo que es porque soy del barrio y nos conocemos todos. Pero hay una realidad grave de la que hay que hacerse cargo. Bueno, para eso nos ha mandado Tata Dios, ¿no?”, concluye.

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