A 100 años de la visita de Ortega y Gasset

A 100 años de la visita de Ortega y Gasset

Nuestra provincia, hace un centenario, rebosaba de actividades culturales y sociales.

EN LOS AÑOS 1930. La Sarmiento fue el lugar donde el filósofo español realizó sus conferencias y lucía así unos 20 años después de su visita.  credito EN LOS AÑOS 1930. La Sarmiento fue el lugar donde el filósofo español realizó sus conferencias y lucía así unos 20 años después de su visita. credito
23 Octubre 2016
Nuestra provincia, 100 años atrás, rebosaba de actividades culturales y sociales. Tras la fiesta del 9 de julio los actos siguieron y en octubre de 1916 el famoso filósofo español José Ortega y Gasset llegaba al “Jardín de la República” en el marco de la gira por el país que había iniciado en septiembre.

La conferencia del intelectual español era esperada con gran expectativa. Lo demostró el hecho de que el salón de actos de la Sociedad Sarmiento estuvo abarrotado de gente, que desbordó hacia los corredores adyacentes y llegó hasta el hall de acceso. La presentación estuvo a cargo del doctor Alberto Rougés, quien, como cuenta Carlos Páez de la Torre (h), “advertía que súbitamente, la realidad tangible que circundaba a los oyentes iba a volverse insegura y problemática. Es que se aproximaba alguien ‘que tiene el terrible poder de turbar el reposo profundo de las cosas’, y de ‘poner en peligro la prístina afirmación del mundo sensible’”.

Rougés, en nombre de la Universidad, le dio la bienvenida: “os agradezco efusivamente el presente que traéis para nuestra joven cultura, el regio presente de vuestros pensamientos bellos y profundos”, le dijo, luego de lo cual el español comenzó su disertación.

En uno de sus tramos señaló que “el hombre está mental y espiritualmente solo en la creación, frente al eterno e indescifrable enigma. No sabe ni de dónde viene ni hacia dónde va; pero investiga, piensa, inquiere con sus imperfectos medios de comprensión y de análisis: los sentidos que recogen las sensaciones; la mente, que trata de ordenarlas; el corazón, siempre en eterno conflicto con el cerebro”. Más adelante advirtió: “cada siglo tiene su ideal, su verdad, su ética y su filosofía. Huyamos de las ideas muertas para siempre. Guay del hombre o del pueblo que se aferra al sudario de un ideal fenecido. De ahí su empeño en renovar espiritualmente a España, que vive aspirando un ambiente de necrópolis en el glorioso panteón de sus muertos ilustres. Reverenciamos el pasado, pero sin volver la vista hacia atrás para otra cosa que para ver lo que queda en pos de nosotros”.

El cronista que siguió la charla señaló que “el tema elegido -la cultura filosófica- fue desarrollado con cuanta claridad y amenidad pueden caber en un asunto tan abstracto y complejo. Y aquí conviene recordar nuevamente las palabras de uno de sus biógrafos: en el joven filósofo español únense el pensador y el artista”.

El filósofo vino acompañado por su padre, José Ortega Munilla. Habían llegado el 14 de octubre en ferrocarril, y en la estación Central Córdoba los esperaba el vicecónsul español, Ruiz García. Se alojaron en el hotel Savoy y luego se acercaron a nuestro diario para departir con nuestro director y redactores.

Segunda vuelta

Para la última conferencia la cantidad de público que se dio cita en la Sarmiento fue aún mayor, El tema abordado esta vez fue “Realismo e idealismo”.

“Estudiad, meditad, no confiéis demasiado en esa mentira convencional de que el porvenir de esta joven y rica nación es seguro. El porvenir de los hombres y de las naciones siempre es incierto”, expresó. “Hay que forjarlo sobre el yunque de la acción y de la idea martillando como un cíclope; arrojando a la fragua, a manera de combustible, errores, cobardías, falsos conceptos de las cosas: para que lo inútil y perjudicial se convierta en materia aprovechable a la manera del bagazo de vuestros ingenios”, añadió

Los visitantes se despidieron de Tucumán el 18, pero antes concurrieron a un agasajo en la Casa de España, donde recibieron el agradecimiento de los tucumanos.

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