Herramientas para vivir

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Lecciones entre anécdotas y libros recomendados.

RECUPERADO. En muchos de sus ensayos cuenta que alrededor de los 30 años tuvo una depresión muy fuerte. RECUPERADO. En muchos de sus ensayos cuenta que alrededor de los 30 años tuvo una depresión muy fuerte.
23 Octubre 2016

Se dice que Fabián Casas es el escritor del rock. Que tiene gran llegada a los jóvenes porque escribe con prosa amigable, porque es capaz de, por ejemplo, relacionar a Messi con un personaje de Faulkner. Que su forma de minimizar a los grandes artistas y enaltecer a los menores resulta atractivo a una juventud cansada de los cánones.

Si bien todo eso es cierto, lo que hace especial a Casas es otra cosa. En muchos de sus ensayos cuenta que alrededor de los 30 años tuvo una depresión muy fuerte; a pesar de haberse recuperado, da la sensación de que es una persona que siempre está cerca de caer. En un ensayo sobre Salvador Benesdra escribe que antes de quitarse la vida, Salvador dejó escrito El camino total, un libro de autoayuda. “El guionista que rige nuestros destinos no se ahorra ironías. ¿Cómo puede escribir un libro de autoyuda un hombre que termina suicidándose?”. Pero después agrega: “¿No dice Zarathustra que aún con sus cadenas puestas puede ayudar a que otros se liberen?”.

En Casas hay algo de Benesdra. Porque lo que hace único al autor de estos ensayos es que cumple el rol del maestro zen, parecido a un tío de confianza: entre anécdotas y recomendaciones de libros, aprovecha para traficar lecciones que se aplican tanto en el arte como en la vida. Ejemplos: “La literatura verdadera es para aprender a estar con la gente, para soportar el tedio sin tirar la toalla”, o “Uno de los grandes peligros que puede encontrar un escritor es encontrar un lugar de confort. Y el confort debilita”.

Casas echa mano a lo que tiene alrededor para interpelarnos: por ejemplo, la anécdota de que Borges escribió El aleph como producto de un desamor: “Borges sufría –por el rechazo de Norah Lange- pero estaba escribiendo como los dioses. Convertía su dolor en aventura”. ¿Qué es eso sino una palmada en la espalda para el lector?

Así, ensayo tras ensayo, Casas hace un trabajo fino, subterráneo: nos da herramientas para vivir, y a su vez esa transmisión lo mantiene vivo a él. Así es como Zarathustra rompe sus cadenas.

© LA GACETA

ENSAYOS: TRAYENDO A CASA TODO LO NUEVO - FABIÁN CASAS (Planeta - Buenos Aires) 

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