Preocupa la merma de fondos para ciencia en 2017

Preocupa la merma de fondos para ciencia en 2017

Hace varias décadas, los países desarrollados entendieron que el poder en el futuro no estaría fundado sólo en el potencial económico, sino en exportar y vender el producto de su capital intelectual. Ello los llevó a invertir una gran parte de su presupuesto en educación, cultura y ciencia. En los últimos 25 años, los adelantos científicos y tecnológicos han revolucionado el mundo y la vida cotidiana de las personas. Pero ella no siempre estuvo bien vista en la Argentina. En 1994, el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, acuñó un improperio que develaba su verdadero pensamiento: “¡que esa mujer vaya a lavar los platos!”, dijo indignado por la divulgación de un alza en la cifra de desocupación que había difundido la demógrafa Susana Torrado, investigadora superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). El polémico economista había derogado un año antes la ley 22.929 que prescribía un régimen previsional especial para científicos. Este sistema fue restituido por el gobierno nacional en febrero de 2005. En los años que siguieron, se produjo la repatriación de cientos de científicos argentinos que se habían radicado en el exterior, porque tenían escasas posibilidades de desarrollar su trabajo y se sentían mal pagados. Hubo un incremento presupuestario significativo.

Pero a partir del año pasado, la actividad sufrió un sacudón significativo. En 2015 y 2016 el presupuesto descendió de U$S 1.300 millones a U$S 770 millones, es decir U$S 500 millones. No sin razón, la comunidad científica se ha puesto en guardia porque el proyecto de Presupuesto 2017, que prevé asignarle al Sistema de Ciencia y Tecnología el 0,59% del gasto total (este año fue de 0,71%). Según los investigadores, es el índice más bajo desde los ‘90. El presupuesto propuesto por el Gobierno nacional para el Ministerio de Ciencia y Tecnología (Mincyt), el Conicet y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales es de $13.957 millones.

La partida destinada al Mincyt sufrirá una merma de casi $1.000 millones, lo que representa una reducción del 32,5% respecto al presupuesto de 2016, según se expresó en un informe efectuado por investigadores del Conicet.

Con buen criterio, parte de la comunidad del Conicet local convocó a los legisladores nacionales por Tucumán para interiorizarlos sobre esta realidad y solicitarles que transmitan la inquietud a la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Nación, donde se debate el proyecto.

Si se concretara una merma presupuestaria para el área, se seguiría retrocediendo. Basta recordar que en octubre de 2014, la Argentina puso en órbita su primer satélite, el ArSat-1, e ingresó al grupo de los ocho países del mundo, que poseen los conocimientos y la tecnología necesarios para poner en funcionamiento a 36.000 kilómetros de la Tierra un artefacto que brinde servicios de telefonía, transmisión de datos y televisión.

El país ha sufrido en lo que va del año un brote inflacionario que afectó con dureza a la sociedad; parece entonces un contrasentido podar aún más el presupuesto de 2017 para el sector. Paradójicamente, Lino Barañao, titular del Mincyt, dijo que el propio Presidente quiere priorizar el área. Sería importante que nuestros legisladores nacionales se unieran y buscaran el apoyo de sus colegas en el Congreso para defender la ciencia y la investigación. “La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de todo progreso”, afirmaba Louis Pasteur.

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