Pedalean en familia por el cuidado ambiental

Un matrimonio italiano y sus hijas viajan en bicicleta por América para generar conciencia sobre los cultivos orgánicos. De Ushuaia a Colombia.

POR LA RUTA. Así viajan Sebastián Bellet Grava, su esposa, Alberta Spinnaze, y sus hijas, Angela y Ana. LA GACETA / FOTO OSVALDO RIPOLL. POR LA RUTA. Así viajan Sebastián Bellet Grava, su esposa, Alberta Spinnaze, y sus hijas, Angela y Ana. LA GACETA / FOTO OSVALDO RIPOLL.
07 Octubre 2016
Sebastián Bellet Grava y su esposa, Alberta Spinnaze, son de Trevisso, región norte de Italia, y hace dos años alumbraron un proyecto que en principio les pareció un poco loco. Sin embargo a medida que avanzaron en su organización advirtieron que su puesta en marcha era posible. Y después de más de un año de preparación llegó el momento de ponerlo en práctica. Así, hoy en día ya están embarcados en su difícil pero apasionante desarrollo: el de recorrer en bicicleta Sudamérica desde Ushuaia hasta Cartagena (Colombia). Lo hacen junto a sus hijas, Angela (8 años) y Ana (6 años), con la premisa de promover la preservación del medio ambiente mediante prácticas saludables y que garanticen una mejor calidad de vida a las generaciones futuras.

En el recorrido, el matrimonio vuelca y recibe conocimientos sobre la agricultura orgánica. Participan en charlas y en trabajos de huertas. Sebastián y Alberta apelaron a la bicicleta como medio de transporte en razón del mensaje que transmiten contra lo que contamina el medio ambiente.

“Este es un proyecto de familia y al mismo tiempo una gran aventura. Comenzamos el 20 de enero en Ushuaia. Visitamos chacras orgánicas, comercios y a productores para compartir y conocer la cultura de los pueblos. Vía Web, al mismo tiempo transmitimos y compartimos nuestra experiencia con las personas que nos siguen” comentó Sebastián.

LA GACETA se encontró con la familia de ciclistas en Famaillá, en un momento de descanso de paso a la capital tucumana. Ahí fue recibida por René Javier González, gerente de la Cooperativa Agropecuaria y Apícola Norte Grande Ltda. de esa ciudad. “Trabajo en una empresa italiana que se llama Natura Si y ahí aprendí mucho sobre los valores de la cultura orgánica, y los estamos transmitiendo a través de este proyecto. También apuntamos a las generaciones futuras y de ahí que creamos, además, Escuela de Vida, una iniciativa que se comparte con otros niños, así crezcan con una conciencia saludable” refirió. Natura Si es una de las firmas que financia la experiencia de Belet Grava. “Si respetamos nuestro ambiente, espacio en que vivimos, y nos alimentamos mejor, tendremos una calidad de vida muy satisfactoria” insistió.

Las bicicletas de la familia han sido adaptadas para soportar la carga que llevan. Las de las chicas pueden ser ensambladas con las de sus padres cuando las pequeñas no quieran pedalear.

Según Sebastián, desde hace tiempo venía haciendo viajes de aventura con su esposa, pero más simples. Esta es la primera vez que viajan de esta forma y por tanto tiempo. “Los preparativos fueron estresantes. Es que hay mucha gente que viaja sola o en pareja, pero no en familia. Es decir no había personas que podían darnos consejos. Y en nuestro caso las niñas son grandes para cargarlas y pequeñas para que pedaleen solas. Por eso adecuamos las bicis” reveló.

Las pequeñas están incorporadas al proyecto que sus padres elaboraron con la escuela a la que concurren. Ellos están ahora a cargo de su educación. Y son las propias niñas las que tienen la responsabilidad de transmitir a diario su experiencia con los compañeros de aula. Y cuando regresen deberán someterse a un examen. “Mis hijas, gracias a la tecnología, pueden hablar con otros niños y exponer puntos de vista distintos al nuestro. Es interesante cómo ven ellas esta experiencia” apuntó Alberta.

“Es una aventura hermosa, aunque a veces es duro estar fuera de casa, no saber dónde vamos a dormir. Pero, en general, se disfruta”, confesó la mujer. “Lo bueno es que nos estamos acercando mucho el uno con el otro. Y en esto está la pasión en común por la bicicleta y la de transmitir y abrevar conocimiento” agregó.

“Esto es una forma de trabajar y lo tomamos muy seriamente. Y están las dificultades que también se dan en la vida normal. Son las que nos dan fortaleza” reflexionó Alberta.

El viento de la Patagonia y las seis veces que tuvieron que atravesar la cordillera entre Argentina y Chile hicieron mella en una de las piernas de Alberta que ahora se recupera de una tendinitis. Por esa razón es que Sebastián está obligado a llevar la mayor cantidad de carga. La familia ecologista tiene previsto arribar a Cartagena en agosto del año próximo, aunque reconoce que no es una meta firme, sino tentativa.

En 20 meses recorrerán más de 13.000 kilómetros. “No nos ajustamos a ningún patrón de tiempo. Si estamos cansados descansamos y si hay que quedarse en un lugar más de lo previsto lo hacemos” concluyó Alberta.

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