“La pobreza actual es absolutamente heredada”

Luego del cierre del Coloquio “Estado, gestión y políticas públicas”, el economista Oscar Cetrángolo se presta a la conversación con este diario. Catedrático de la Universidad de Buenos Aires y asesor de organismos internacionales, Cetrángolo evalúa que urge coordinar las acciones para reducir la desigualdad entre el Gobierno central y las provincias más desfavorecidas del país.

-¿Qué tipo de Estado necesita Tucumán?

-En nuestro país están descentralizadas las políticas públicas que pueden resolver inequidades: educación, salud y provisión de agua. Pero buena parte de esos problemas deben ser resueltos con una participación importante del Gobierno central, quien tiene responsabilidad sobre las desigualdades territoriales. ¿Con qué recursos? Con los que cedan las provincias que están en una posición más beneficiosa. Ese es el problema eterno de la coparticipación, pero, más allá de ello, debe haber políticas sectoriales para atender las cuestiones críticas de infraestructura, y de equidad educativa y sanitaria. El financiamiento no puede venir de la provincia porque no tiene capacidad: su función es gestionar bien los fondos nacionales.

-¿Cómo lee el 32% de pobreza que midió el Indec?

-Sabía que antes se estaba mintiendo: me hubiese gustado que el dato sea menos dramático, pero está en la línea de lo que se especulaba.

-Hay toda una discusión sobre los pobres heredados y creados...

-No hay modo de crear pobreza en tan poco tiempo y a ese nivel. Además, los programas sociales no han sido reducidos. Mi percepción es que la pobreza actual es absolutamente heredada. El tema es qué hace este Gobierno para resolver esa cuestión. No es la discusión de la crisis del 2001: la situación no es comparable. Entre el 2001 y el presente, la recaudación tributaria subió más de 10 puntos del producto bruto. Además, aumentó el déficit fiscal. Es mucho dinero: lo que hay que hacer es asignarlo mejor. Para bien o para mal, en 2001 decíamos que había que recaudar más impuestos. Ese problema hoy no existe. La cuestión es que no está siendo usado para resolver los temas estructurales. Por eso muchos hablamos de una década desaprovechada.

-¿En qué medida la falta de autonomía de la Justicia contribuyó a ese resultado?

-No niego la corrupción y es muy importante. Pero, más allá, de eso, la Argentina decidió políticas equivocadas. Hay que tener cuidado con caer en el error de pensar que con un Gobierno honesto la situación se resuelve.