Yerba Buena se alarga y los ómnibus se quedan cortos

Puky de la Rosa pone un mensaje en Facebook. Dice que hoy los vecinos de El Corte, en la ciudad de Yerba Buena, irán a protestar frente a una empresa de colectivos. Cuando se le pregunta por qué, contesta que a ese paraje de montañas llega un sólo ómnibus. Que pasa cada 40 minutos. Que apenas anda hasta las 10 de la noche. Y que, cuando se rompe ese vehículo, quedan varados.

- El principal problema, o el que ocasiona los otros, es que un único colectivo sube hasta aquí- simplifica Puky. Para reclamarle a esa compañía que ponga más vehículos y que alargue el horario de circulación (porque dicen que a la hora del último pitido muchas personas no han regresado a sus casas), Puky y los demás organizaron esa protesta -desde hace dos sábados- y una charla -todavía pendiente- con algún funcionario de la Municipalidad. Van a decirle, también, que El Corte ha crecido. Que no son una veintena de casas, como antaño, sino más de un centenar. ¿Que cómo pretenden, entonces, que un sólo ómnibus de abasto?

Pero su caso no es exclusivo. En la ciudad piedemontana, el transporte público ha establecido una conexión lineal con San Miguel de Tucumán. Pero no ha progresado en la comunicación transversal. Casi por inercia, los yerbabuenenses han ido tejiendo, durante lo últimos años, una relación urbanística entre sus puntos norte y sur, que no ha sido contemplada en materia de transporte público de pasajeros. Los alrededores de la avenida Perón, por ejemplo, prometen convertirse en otro polo de desarrollo habitacional y comercial de Yerba Buena. No obstante, casi no hay colectivos que trasladen a los vecinos desde la avenida Aconquija -la arteria troncal de la “ciudad jardín”- hacia esa zona en constante crecimiento.

Ni qué decir de quiénes viven al norte de la Perón, en las laderas. “Nosotros nos movimos y pedimos un colectivo: ahora tenemos un servicio de la Línea 100, que llega hasta los barrios cerrados Alto Verde. Al principio, circulaba por las mañanas. Luego extendió su horario. Es un progreso”, reconoce Griselda Palavecino, del loteo El Bernel, al costado de la avenida Fanzolato.  Sin embargo, no se trata de un problema que atañe a las urbanizaciones recién nacidas. Dos barriadas añejas, como Los Tarcos y Marti Coll, una al norte y la otra al sur, tampoco han sido unidas por el transporte público.


Tres años atrás, sin embargo, Yerba Buena tuvo su línea interna de colectivos. ¿Saben qué pasó? No subían ni 100 personas al día, y acabaron levantándola. Así lo cuenta Vicente Lupo, de la Línea 100, una de las tres empresas que tienen repartido el territorio. Aquel ómnibus arrancaba en San José y acababa en Las Yungas. Pasaba por la Perón, la San Martín y el Camino de Sirga. Circuló desde el 2011 hasta el 2013. “Perdimos plata”, recuerda. Con ese antecedente, se le pregunta a Lupo qué hace falta para mejorar la prestación. Responde que deberían diagramar nuevos recorridos, arreglar las calles paralelas a la Aconquija y fijar carriles selectivos. 

Justamente, algo de eso plantea Germán Würschmidt, el arquitecto que en 1993 diseñó el primer shopping de Yerba Buena, que hoy se conoce como “Shopping Viejo”. Según él, hasta que el municipio no cuente con un “circuito” de transporte público eficiente, la gente seguirá usando sus autos. Por consiguiente, empeorarán las congestiones en calles y en estacionamientos. Esos trayectos -considera- deben inscribirse en una planificación urbana. “Los itinerarios deben dejar de ser lineales; hay que plantear la transversalidad”, insta.

Actualmente, el transporte público está dividido en tres sectores (norte, avenida Aconquija y sur), uno para cada empresa.

Cuando se los entrevista, las autoridades dirimen alternativas, aunque parecen todavía lejanas. Los concejales Javier Jantus y Benjamín Zelaya -del bloque Por Yerba Buena-, y Héctor “Pilón” Aguirre -del peronismo-, coinciden en que, antes de ampliar los trayectos, deben mejorar las calles internas, y establecer sentidos únicos de circulación. Luego, cuentan que les han propuesto a los taxistas que implementen un servicio de autos compartidos, con recorridos y tarifas fijas.

El intendente Mariano Campero contesta que, en unas semanas, un colectivo unirá, directamente, ese distrito con la Quinta Agronómica, sede de varias facultades de la UNT. La idea no es nueva: también fue impulsada por el anterior jefe municipal, Daniel Toledo. Campero, además, afirma que los intendentes del área metropolitana han conversado sobre la implementación de una línea de transporte que conecte esas ciudades. “Apuntamos a una visión integral”, asegura.

Y aunque ahora se lo estén prometiendo, la estudiante Coty Ortiz Basualdo dice que es “de no creer” que ella y los alumnos deban tomar dos colectivos para llegar a clases. “Somos muchos, y son muchos años sin solución. ¿Cuándo habrá una conexión directa?”, se pregunta.

En definitiva, como escribió Puky en Facebook, los vecinos no quieren pasarse 40 minutos en una parada. No quieren esperar a la intemperie, bajo el sol o la lluvia. No quieren quedarse sin colectivo los fines de semana. Quieren, en cambio, un buen servicio.

Le quitan la concesión a la empresa que tenía las paradas de colectivos

El lunes, se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia un aviso a través del cual la Municipalidad de Yerba Buena comunica que rescindió el contrato de concesión con la empresa que tenía a su cargo la instalación, el mantenimiento y la explotación de las paradas de colectivos. ¿La razón? Según la Secretaría de Obras Públicas de esa ciudad, la firma Creto S.R.L. no cumplió con sus obligaciones.

Entre los argumentos esgrimidos por el municipio, se menciona -en primer lugar- que las paradas situadas a lo largo de la avenida Aconquija se encuentran en estado "deplorable, ruinoso y de deterioro total o parcial". Incluso, hicieron labrar actas de constatación de esa situación ante una escribanía.

Otro de los justificativos mencionados en ese aviso público -que lleva la firma del intendente, Mariano Campero y de su secretario de Obras Públicas, José Ferroni,- es que el contrato entre las partes fue firmado en agosto de 2012; uno de los puntos establecía que la concesionaria debía diseñar e instalar nuevos refugios. No obstante, comprobaron que las paradas actuales datan de fecha anterior a ese contrato. Es decir, nunca los hicieron.

En tercera instancia, según la Dirección de Rentas del municipio, la empresa posee períodos impagos de impuestos, tasas y contribuciones. "Todo esto constituye una prueba suficiente del incumplimiento contractual incurrido por la firma", se lee en ese aviso.

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