“En países que atravesaron guerras o dictaduras siempre encontramos dos tesis”

“En países que atravesaron guerras o dictaduras siempre encontramos dos tesis”

El autor angoleño es uno de los escritores más destacados del continente africano. De visita en la Argentina como invitado del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires, Agualusa habla aquí sobre su novela Teoría general del olvido. Afirma que en los países que vivieron episodios trágicos siempre hay una división entre los partidarios de la memoria y los del olvido

02 Octubre 2016
- Ludovica tiene terror a los espacios abiertos. ¿Por qué te interesó la historia de una mujer que se encierra sola?

- Quería escribir un libro sobre la xenofobia. Quería escribir la historia de alguien que tiene tanto miedo y tanto odio por el otro –miedo y odio son sentimientos hermanos– que se aísla durante 30 años. Ella solo se salva cuando, casi ciega, guiada por un niño, se convierte en ese otro, en el otro que, al principio, ella odiaba.

- En el libro se entrelazan el registro de la prosa poética con las historias diversas que proliferan como ramas de un árbol, ese árbol en el que vive el mono Che Guevara.

- Me gusta el mono. Me costó mucho escribir esa parte en que la protagonista, desesperada, lo atrae hacia el patio. Ella se reconoce en él. Están los dos perdidos en un territorio hostil. Es lo que le parece a Ludovica, pero al final se percibe que fue un asesinato sin sentido.

- ¿Podrías hablar de la estructura de la novela?

- Cada historia exige su propia forma. Esa forma la voy encontrando mientras escribo la historia. Escribo para saber el final. Este libro exigió una estructura especial. A partir de cierto momento, me di cuenta de que tendría que enloquecer la ficción a través de la poesía. Digamos que, en este caso, es el sueño lo que hace creíble y autoriza la ficción.

- En un pasaje de la novela se habla de aquellos que tienen terror de ser olvidados y del deseo del personaje Monte de ser olvidado. ¿Cuál es la teoría (general) del olvido que preferís?

- En países que atravesaron guerras o dictaduras feroces, siempre encontramos dos tesis. La primera defiende el olvido: es necesario olvidar para poder construir el futuro. La otra defiende que es necesario, sin embargo, trabajar la memoria. Es necesario contar todo, es preciso que las víctimas conversen con sus victimarios y que lloren juntos para que pueda existir el perdón. Para que pueda haber futuro. Yo defiendo esta última tesis.

- Hay autores que prefieren cultivar la forma en la escritura y otros que privilegian el desarrollo de la historia. En tu novela se entrelazan los dos intereses, el culto acertado de la forma y el desarrollo de una historia inusual.

- Me interesa una buena historia, bien contada. La forma es importante; el contenido es fundamental. En países felices, los países sin grandes convulsiones, como por ejemplo Portugal, encontramos autores con un gran dominio de la lengua, pero que muchas veces no tienen nada que contar. La autoficción es, en muchos casos, un ejercicio solitario de vanidad. Estos autores me interesan poco. Me parece que la forma tiene que estar al servicio del contenido.

- La novela se refiere a algunos aspectos de la historia política de Angola. ¿La ficción debe contar la Historia por otros medios?

- La ficción puede partir de la Historia para comprenderla mejor. Una novela coloca al lector en la piel del otro. Es un juego de alteridad. En ese sentido, nos ayuda a comprender mejor ciertos personajes históricos que los mejores ensayos de Historia, porque nos hace ver el mundo a través de los ojos de ellos.

- Cabral de Melo Neto, Cortázar, Pessoa, García Márquez son autores que aparecen citados en el libro. ¿Estos autores son tus precursores literarios? ¿A quién sentís que le debe más tu escritura?

- Sin dudas. Todos ellos. Los autores latinoamericanos fueron muy importantes en mi formación como escritor.

- “¿Para quién escribo?”, se pregunta Ludo cerca del final. ¿Para qué escribe Agualusa?

- Creo que escribo para tratar de comprender el mundo en el que vivo, mi lugar en este mundo y a las personas que comparten este mundo conmigo. Escribo para tratar de comprender la maldad.

- ¿Escribe para difundir la historia de la Ludo real? ¿O para volver a soñar con la ficción?

No hay historia real. Todo es ficción, incluida la ficción de la realidad. Además, en un país como Angola, la frontera entre la realidad y lo fantástico es muy tenue. Mucha gente no reconoce esta frontera y no la practica. Quizá, como casi todas las fronteras, esta también sea artificial. Cuando soñamos, lo que soñamos no es real, pero lo que sentimos mientras soñamos –alegría, miedo o tristeza–, eso es bien real.

© LA GACETA

PERFIL

José Eduardo Agualusa nació en Huambo, Angola, en 1960. Autor de más de 20 libros, ha recibido distinciones como el Foreing Fiction Prize, otorgado por el diario The Independent y el Consejo de las Artes del Reino Unido, por su novela El vendedor de pasados.

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