Cómo aprender a vivir con osteoartritis

Cómo aprender a vivir con osteoartritis

Hay mucho que usted puede hacer por prevenirlo, reducir al mínimo sus síntomas y superar la discapacidad que puede resultar.

DIFICULTADES. Abrir un tarro puede llegar a ser una tarea imposible para quienes sufren de artritis. DIFICULTADES. Abrir un tarro puede llegar a ser una tarea imposible para quienes sufren de artritis.
24 Septiembre 2016

Jane E. Brody / The New York Times

Tengo lo que pudiera ser la enfermedad más común entre adultos maduros y mayores: osteoartritis. Pero, a diferencia de muchas personas afligidas por el mismo problema, yo no lo acepto simplemente acostándome. Y usted tampoco debería hacerlo.

De hecho, usted y su médico deberían estarle prestando más atención, incluso antes de que ocurra, porque si usted vive el tiempo suficiente, casi seguramente sufrirá esta afección en una o más de sus vitales articulaciones. Hay mucho que usted puede hacer por prevenirlo, reducir al mínimo sus síntomas y superar la discapacidad que puede resultar.

Incluso lo que usted coma y no coma, así como si ejercita o no, puede incidir sobre su riesgo de presentar artritis y su capacidad de manejarlo bien pese a los efectos sobre sus articulaciones.

Evidencia reciente indica que la osteoartritis no es simplemente el resultado de años de uso y desgaste en el cartílago de importantes articulaciones, como rodillas y caderas. También puede estar causada, sobre todo al principio, por una inflamación crónica de bajo grado que ahora es vinculada también a otros males crónicos, tales como la enfermedad cardiaca y el mal de Alzheimer, en los que la dieta y el ejercicio juegan un papel protector.

Uno de los mayores errores que comete la gente con artritis es limitar el movimiento de la articulación afectada, lo que conduce a la rigidez de los miembros y a una debilidad que solo empeoran la situación. El deterioro resultante de la función neuromuscular, particularmente del equilibrio y de la velocidad al caminar, es un factor de riesgo de caídas y de lesiones derivadas de las caídas que, con demasiada frecuencia, dan origen a costosos reemplazos de cadera y una discapacidad casi permanente.

Cifras

Un sondeo nacional realizado en 2012 por los Centros Nacionales de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, por su sigla en inglés), arrojó como resultado que entre las personas artríticas, la incidencia de dos o más caídas durante el año previo había sido 137% más alta. También se registró un 149% más de lesiones causadas por caídas respecto de las personas de la misma edad que no sufrían artritis.

En 2011, la osteoartritis representó el 95% de los 757.000 reemplazos de rodilla y el 80% de los 512.000 reemplazos de cadera en Estados Unidos, informó la Iniciativa Estadounidense de Huesos y Articulaciones.

Mucho se desconoce sobre los factores que incrementan las probabilidades de presentar artritis. Sí se sabe que muchas se relacionan con el estilo de vida. El de mayor importancia es el sobrepeso o la obesidad. Esto es una señal de advertencia para millones de adultos estadounidenses, ya que la mitad pesa actualmente mucho más de lo que debería.

“Cada medio kilo adicional incrementa la tensión a lo largo de la articulación de la rodilla de tres a cinco veces”, afirmó un reumatólogo del Centro Médico University Hospitals Case de Cleveland, al boletín Nutrition Action Healtletter, publicado por el Centro para la Ciencia en el Interés Público. En ese artículo también se informó que investigadores de Noruega hicieron un seguimiento durante 10 años a más de 1.600 personas que tenían rodillas saludables. Luego comprobaron que aquellas que presentaban sobrepeso u obesidad tuvieron de dos a tres veces más probabilidades de sufrir osteoartritis de la rodilla que aquellas cuyo peso era normal.

Incluso una pérdida de peso moderada de entre 4,5 y 5,5 kilos en una persona que pese 110 kilos puede reducir el dolor y la discapacidad asociados con la artritis.

Inflamaciones

Las lesiones articulares, así como las cirugías, por ejemplo, para reparar meniscos desgarrados, son otro importante factor de desarrollo de artritis. La inflamación que ocurre cuando una articulación se daña de cualquier forma puede explicar parcialmente esta relación. Los atletas y otras personas que se someten a cirugías por meniscos desgarrados desarrollan artritis a una tasa de cinco a 10 veces mayor que quienes no pasaron por esta operación.

Las investigaciones, tanto en animales de laboratorio como personas, encabezadas por William Robinson y Mark Genovese, especialistas en inmunología y en reumatología de la Universidad Stanford, han sugerido que las lesiones y el desgaste relacionados con la edad desatan inflamación de bajo grado, lo que daña incluso más las articulaciones. Ambos médicos buscan cómo bajar el efecto inflamatorio, con la esperanza de postergar el daño articular.

Un aumento de la inflamación a lo largo del cuerpo explica por qué algunas personas padecen artritis en articulaciones que no soportan peso, como los dedos. El daño causado por la inflamación también explica la influencia de la dieta en la artritis. Entre los ingredientes alimentarios que la Fundación de Artritis ha vinculado con la inflamación se incluyen azúcar, grasas saturadas y trans, carbohidratos refinados y alcohol.

Entre las 54.000 mujeres del Estudio de Salud de Enfermeras que fueron estudiadas durante 16 años, las que consumían más vegetales, frutas, granos integrales, nueces, leguminosas, omega-3 y grasas poliinstaturadas, así como la menor cantidad de bebidas endulzadas con azúcar, jugo de fruta, carnes rojas y procesadas, grasas trans, sodio y alcohol tenían probabilidades menores de terminar limitadas en su capacidad para desempeñar tareas cotidianas.

Ejercicio físico

El ejercicio puede ser tanto una bendición como una maldición con respecto a la artritis. Si la persona se excede, abre la puerta a lesiones articulares y al desgaste acelerado. Sin embargo, la falta de ejercicio probablemente dé como resultado una flexibilidad deficiente y músculos débiles que no contribuyan para que las articulaciones no se recarguen de peso.

Una vez que se desarrolla la artritis, pueden ser problemáticas las actividades a las que la persona está acostumbrada. Cuando mis rodillas cedieron (después de tres lesiones esquiando, una reparación quirúrgica y muchos años de trotar y jugar al tenis), me sometí al reemplazo de ambas y adopté un nuevo régimen de ejercicio de caminatas diarias o ciclismo y vueltas en la piscina.

El ejercicio acuático es una excelente opción para gente con articulaciones dolorosas, particularmente si tienen sobrepeso, debido a que se reduce al mínimo la tensión articular. Sin embargo, actividades en las que se carga el peso como caminar siguen siendo de importancia, incluso con artritis avanzada. Especialistas canadienses informaron que caminar de 30 a 50 minutos, al menos tres días por semana, aliviaba el dolor artrítico de la rodilla. La práctica diaria de tai chi tiene un beneficio dual de mejorar el equilibrio y aliviar dolor artrítico y rigidez en rodillas y cadera.

Reviste la misma importancia el entrenamiento con pesas, ya que los músculos débiles no pueden soportar de manera apropiada las articulaciones comprometidas. La bicicleta, en interiores o al aire libre, puede fortalecer los músculos que soportan caderas y rodillas. Muchos ejercicios practicados en el suelo también pueden hacerlo.

Pero, incluso con la mejor dieta y el mejor régimen alimenticio, la artritis puede cobrar un precio considerable sobre las actividades diarias, incluyendo tareas tan rutinarias como abotonarse una camisa, enhebrar una aguja y manejar utensilios de cocina. Existen auxiliares para facilitar estas y otras tareas. Usted encontrará muchos en sitios web como arthritissupplies.com y aidsforarthritis.com.

Todo parece indicar que abrir frascos o tarros es una de las tareas más frustrantes para personas artríticas, así como para aquéllas con pérdida de fuerza relacionada con la edad. Pero, antes de que llame a un niño o al vecino para que haga eso por usted, le ofrezco la mejor solución que he encontrado. Después de no haber tenido éxito con abridores manuales de tarros, un amigo me sugirió que usara un trapo de malla de goma, del tipo de los que se ponen debajo de un jarrón para evitar que resbale. A menudo se venden en tiendas de a dólar. Hasta la fecha, no ha habido frasco que no sucumba. De igual forma, pueden servirle guantes de goma.

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