Clásico y moderno, como buen western

Clásico y moderno, como buen western

0rigen: EEUU, 2016. Dirección: Antoine Fuqua. Con: Denzel Washington, Chris Pratt, Ethan Hawke, Peter Sarsgaard, Haley Bennett. Guión: Richard Wenk y Nic Pizzolatto. Música: James Horner y Simon Franglen. Fotografía: Mauro Fiore. Cines: Atlas, Cinemacenter, Cines del Solar, Sunstar.

BUENA

Si John Sturges se había metido en camisa de once varas para rodar un cover de “Los siete samurais”, Antoine Fuqua redobló la apuesta. Afrontar la remake de un clásico -y hablamos de Kurosawa- ya es mucho. Y cuando son dos las referencias incrustadas en el imaginario cinéfilo la marcha puede tornarse demasiado empinada. Pero Fuqua confía en sus aptitudes de narrador y tuvo claro qué quería hacer con “Los siete magníficos”, a 62 años de la gesta encabezada por Toshiro Mifune y a 56 de la réplica que protagonizó Steve McQueen. Bien por él y por su película.

De lo que más se viene hablando desde que se conoció el elenco es de su diversidad. Entre “Los siete magníficos” de Fuqua hay un negro -que además es el líder (Denzel Washington)-, un mexicano, un asiático y un indio. Casi un seleccionado de la ONU implantado en el corazón de un western que abreva en toda clase de fuentes, desde el clasicismo a lo John Ford hasta guiños propios del spaguetti. Ese carácter multiétnico del cast no representa una modernización forzada de la historia ni un anábolico para la boletería. Está manejado con naturalidad y por eso encaja sin hacer ruido.

Chisolm (Washington) lidera el grupo de desclasados que se une para defender un pueblito de las garras de Bogue (Peter Saasgard). Son forajidos que se tornan héroes por accidente, pero también por ambición. Entre ellos sobresalen Faraday (Chris Pratt, cuyo destino de superestrella parece irreversible) y Jack Horne (el gran Vincent D’Onofrio). De paso, Fuqua se dio el gusto de reunir a Ethan Hawke con Washington, la dupla que había brillado en su mayor éxito hasta aquí: “Día de entrenamiento”.

Lo mejor de “Los siete magníficos” brota de las escenas de acción, que son varias, poderosas y emocionantes. Esa tensión dramática es la especialidad de Fuqua. Menos lucida resultan la calidad de los diálogos y el tratamiento de los personajes, cuya unidimensionalidad no es digna de un guionista de los kilates de Nic Pizzolatto, creador de “True detective”. Ahora bien, ¿esperan escuchar “esa” canción? A no levantarse cuando empiecen los títulos finales.


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