Seis horas de terror buscando a un niño de dos años

Todo el mundo pensó lo peor. Cuando los padres de Franco Gabriel Ferroni descubrieron que el niño de dos años no estaba en la cama, donde había quedado durmiendo, se volvieron locos. Eran las 5.30 y nadie sabía nada del niño. No importaba la hora: los celulares de familiares, amigos, compañeros de trabajo y hasta desconocidos comenzaron a sonar. El mensaje desesperado de búsqueda, acompañado por una fotografía del niño, no tardó en llegar a los teléfonos de media ciudad. Pero el desenlace fue tan insólito como inesperado.

“Compañeros: esto es urgente. Le robaron el hijo a nuestro compañero Franco Ferroni de la Caja Popular. Su hijito se llama Franco Gabriel Ferroni. Fue esta madrugada. Tiene dos años, mide un metro de estatura, pesa 15 kilos, es morocho y tiene un chichón en la frente. Tenía puesta la remera de la foto (blanca, con el logo del colegio Belgrano), joggin azul y estaba descalzo”, decía el mensaje que había puesto a circular la Asociación Bancaria. Incluso había un audio de Whatsapp con el pedido desesperado de la familia.

Ferroni y su esposa habían dejado a sus tres hijos en la vivienda de los abuelos, ubicada en la avenida Mitre al 400, el viernes a la noche. Alrededor de las 5.30 regresaron a buscarlos para llevarlos a su casa. Entraron, subieron las escaleras hasta el primer piso, abrieron la puerta de la habitación donde dormían los chicos, encendieron la luz y el corazón se les detuvo cuando notaron que el pequeño Franco no estaba en el dormitorio. Buscaron por toda la casa y tampoco estaba, entonces salieron enloquecidos a la calle.

Anteriormente les había parecido raro que la puerta principal estuviera entreabierta, ya que solo se abre desde adentro y no tenía signos de haber sido violentada. Pero la idea de que el niño hubiera salido por sus propios medios de la casa y se haya ido solo resultaba absurda. Así que llamaron a la Policía.

Solo en la calle

Desde la fuerza irradiaron una circular con los datos de Franco y su fotografía. Todos los móviles salieron a buscarlo, pero no hubo novedades hasta pasadas las 9, cuando una persona se presentó en una comisaría con el pequeño en los brazos.

Fuentes policiales contaron que dos mujeres, madre e hija, le entregaron el niño al personal de la seccional 7ª. De acuerdo al relato que dieron ambas en esa dependencia, lo habían encontrado alrededor de las 3.30. “La chica dijo que a esa hora salía con su padre de una fiesta y se pararon en la esquina de avenida Mitre y Santa Fe para esperar un taxi. En ese momento lo vieron pasar al niño solo, que intentaba cruzar la calle y casi lo atropella un auto. Ambos se acercaron y el hombre tomó la decisión de llevarlo a su casa”, comentaron las fuentes.

“Dijeron que al llegar a la vivienda, situada en calle Santa Fe al 3.300, se acostaron a dormir y recién cuando el niño se despertó a la mañana lo llevaron a la comisaría. Aparentemente ellos también ya habían recibido los mensajes de Whatsapp que circulaban”, agregaron.

Final feliz

Al frente de todo el operativo de búsqueda estuvo el jefe de la Regional Capital, comisario Martín Galván, quien se trasladó de inmediato a la seccional 7ª en cuanto le comunicaron que el niño se encontraba en esa comisaría. “El chico estaba como si nada: se reía y jugaba con los policías. Después, cuando llegaron los padres, lógicamente se pusieron a llorar. Pero gracias a Dios todo ha tenido un final feliz”, celebró Galván. Y destacó: “en este caso fueron claves las redes sociales y la publicación que hizo temprano LA GACETA”.

En cuanto a las personas que entregaron al niño, serán investigadas. “Tendrán que explicarle a la Justicia por qué pasaron seis horas desde que lo encontraron hasta que lo llevaron a la comisaría y por qué no lo hicieron antes”, dijo el comisario. Al respecto, el fiscal de Instrucción de la II° Nominación, Claudio Bonari, le encargó a las divisiones Delitos Contra las Personas y Trata de Personas de la Policía que investigaran el caso.