Las zonas grises del pasado de Evita

Las zonas grises del pasado de Evita

No es la primera vez que un asunto íntimo alcanza el ámbito público y lo transforma. Si además es un secreto de alcoba de Eva Perón y lo que cambia es el destino político de un país, el tema se vuelve fascinante. Entre el thriller y la novela histórica, José María Lafuente escribe Evita en el Golden Home (Galerna) y saca a la luz un hecho oculto en la historia argentina

EN CASA ROSADA. Juan Domingo Perón con Eva Duarte y Juan Duarte comparten la lectura del diario.  EN CASA ROSADA. Juan Domingo Perón con Eva Duarte y Juan Duarte comparten la lectura del diario.
18 Septiembre 2016

Por Verónica Boix - Para LA GACETA - Buenos Aires

Es lógico que el primer dato se lo diera un historiador, lo que escapa a todo pronóstico es que un escritor, coleccionista de arte y abogado constitucionalista mallorquí se obsesionara de tal forma con la investigación como para descubrir cuestiones de las que nadie antes había hablado.

En medio del elegante lobby del Meliá Recoleta, que fuera la residencia Golden Home, Lafuente cuenta una cadena de hechos que ocurrieron en este mítico lugar, claro, con Evita como figura central: “Un historiador de la ciudad de Buenos Aires, Eduardo Masllorens me dice que existe bibliografía que habla de que Evita mantuvo una relación con algún Mercante en algún lugar de la calle Posadas que se llamaba Golden Home. Esa es la pista sobre la cual me pongo a investigar. Si buscas y buscas y buscas acabas encontrando información en los sitios más insospechados. Hablo con mucha gente del entorno de Mercante, en primer lugar con su nuera, Raquel Fierro de Mercante, y tengo constancia de que Domingo Mercante le proporcionó a Evita entre finales del 42 y principios del 43 un apartamento aquí porque Evita se encontraba en aquel momento en una situación realmente mala, con una salud muy frágil y una situación económica de ruina personal porque había ayudado a su hermano.”

Testimonios

En la novela el narrador va entrevistando a distintos personajes para conseguir las pistas que lo lleven a develar el misterio. Si bien no tiene nombre, es inevitable pensarlo como el mismo Lafuente: “En el caso de Raquel tiene motivos muy serios para ocultar la relación: los hijos extra matrimoniales de su suegro Domingo Mercante. Estoy dándole vueltas para ver cómo voy a conseguir la revelación. Sé que tengo como interlocutora a una mujer delicada, elegante y entonces opto por ser soez y directo. Lo primero que le pregunto es “¿Tu suegro se tiraba a Evita? a lo que ella inmediatamente exclama: ¡Por supuesto! Y no solamente a Evita, se tiraba a muchas actrices porque era muy aficionado a seducir actrices jóvenes”.

60 años es mucho tiempo para conseguir testigos directos de esa relación, sin embargo Lafuente recorrió los edificios vecinos, habló con porteros, familiares y con personajes del entorno político que le contaron lo que pasaba por primera, y también, por última vez, ya que muchos de ellos fallecieron. Todos le confirmaron que durante años Evita tuvo una relación sentimental con Mercante, “fue una relación larga que empezó a poco de llegar ella a Buenos Aires. A partir del momento que él se la presenta a su amigo Juan Domingo Perón, ella empieza una relación nueva y fiel con el que va a ser su esposo”, dice el español.

En ese sentido, para Lafuente es crucial el aporte de Pedro Poggio: “Es Subsecretario de Obras Públicas durante el gobierno de Mercante en la provincia de Buenos Aires y tiene contacto continuado, permanente con Mercante, con Evita y con Perón. Incluso me cuenta alguna obra ilícita que hace a requerimiento de Evita. Ella invoca la larga relación que ha tenido con Mercante para conseguir que Poggio le haga una pista de motocicletas alrededor de su casa. A partir de un determinado instante el protagonismo es de Evita y no de Perón. Poggio cuenta que no se movía una orden sin que ella diera el visto bueno”.

Tragedia griega

Se sabe que es imposible anticipar lo que va a ocurrir una vez que se desentierra un secreto. La relación sentimental entre Eva y Mercante podría haberse quedado en un dato de color que retratara el poder de atracción de esta mujer emblemática. Pero llegó mucho más allá. “Cuando Mercante presenta a Evita a Perón en el famosísimo Festival de San Juan por las víctimas del terremoto, Evita empieza la relación sentimental por todos conocida. Al poco tiempo, Mercante empieza una nueva relación adúltera con la secretaria personal de Evita, que es Isabel Ernst, una muchacha alemana que viene muy jovencita a Buenos Aires y que él seduce. La relación entre las dos parejas es de amistad, salen juntos, mantienen una relación cotidiana. Van con frecuencia a la quinta de San Vicente. A partir de que Mercante embaraza a Isabel Ernst esa amistad se rompe. Evita lo recibe como una traición y ahí, le puedes incluir todos los condimentos folletinescos que quieras: venganza, celos, envidia, o como lo llamo en la novela el factor yerma, como la maternidad frustrada de la obra de Lorca, en el caso de Evita traspolable. Ella busca la maternidad insistentemente, no la obtiene y su mejor amiga queda embarazada de su antiguo amante. Me parece una tragedia griega”, dice Lafuente. Se dice que el pacto político que existía entre Perón y Mercante consistía en alternarse las presidencias del país para asegurar la continuidad del proyecto. Esa tragedia podría ser la causa principal de la ruptura entre ambos. Según Lafuente: “Alfredo Silvestre Mercante nace en 1950 que es justo el momento en que Evita rompe con Mercante y empieza la persecución política contra su obra. Expulsa a Isabel como su secretaria personal, la obliga a desplazarse primero a Monte Grande y luego a Guernica, y pierde cualquier relevancia política. Les encarga especialmente a Raúl Apold y a Angel Miel Asquía hacer desaparecer cualquier vestigio de la obra política de Mercante que durante su gobierno ha fundado hasta 1.500 escuelas, hospitales con su nombre, viviendas públicas. La instrucción es que no quede ni una sola placa con el nombre de Mercante en ningún lugar de Argentina”.

Es sorprendente cómo la aventura de un español persistente logra sacar de las sombras fragmentos de una época que, de algún modo, tienen la fuerza necesaria para contar de nuevo la historia del país.

(c) LA GACETA

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