No quieren llorar más chicos muertos por el paco

Mientras bajaba el cordón de la vereda de la plaza Urquiza, Lía Casemira Ene miraba al pavimento y se repetía a sí misma en voz baja: “hago esto por mis nietos”. Ene es la madre de Diego Correa, un muchacho de 29 años que falleció por una sobredosis de paco y pastillas hace dos semanas. La muerte de Correa movilizó a La Hermandad de los Barrios (un colectivo de siete villas) y a Madres del Pañuelo Negro a marchar ayer por la tarde a Casa de Gobierno bajo el lema “Ni una muerte más por la droga”. Presentaron un petitorio al Poder Ejecutivo (PE) en el que solicitaron a los tres poderes del Estado una política contra el narcotráfico y las adicciones.

“No parimos hijos con paco, no pusimos esa droga en la calle. No entiendo por qué nos estigmatizan así a las madres de los adictos. Con sufrimiento pude hacer que siete hijos estudiaran y que dos estén por recibirse, uno de psicología social y otro de una ingeniería. Soy pobre, por desgracia perdí un hijo por el paco y eso me duele tanto... Pero nos humillan por nuestra condición y eso me duele más”, sollozó Ene, que encabezaba la manifestación. De la columna participaron delegaciones del barrio Antena (Alderetes), Costanera, Trulalá, Sifón, Ciudad de Dios, Villa Muñecas, Los Vázquez, así como también Madres del Pañuelo Negro de San Pablo y de Yerba Buena. En algunos barrios vendieron cartones una semana para poder cargar la tarjeta de colectivo y viajar al centro.

Los más de 400 manifestantes se trasladaron primero a la sede de la Secretaría de Adicciones. Encendieron dos veintenas de velas y las colocaron sobre la vereda, junto a las fotos de chicas y chicos que fallecieron por una sobredosis, se ahorcaron o murieron en peleas con los dealers. Ene caminó las últimas dos cuadras hasta llegar a la plaza Independencia con el rostro apoyado en el hombro de Blanca Ledesma, una de las madres de Costanera. No podía contener el llanto. En la mano izquierda sostenía un cartel: “no parí un hijo adicto”.

Una madre del Pañuelo Negro de cada barrio contó su peregrinar y el padecimiento en su barriada frente a la Casa de Gobierno. “Pedimos ayuda, que los policías no vayan a retirar la plata a los transas. Mi hijo no se ahorcó con una piola, se colgó con un alambre. No tengo paz. Tengo más hijos y nietos; por favor hagan algo. Dicen que somos villeros y se ríen de nuestro dolor. Que haya centros y equipos en cada barrio para brindar asistencia a nuestros chicos. Que se cumplan los 15 puntos del petitorio”, exigió entre lágrimas Mercedes Zamorano, de El Sifón. Horacio, su hijo, se suicidó en noviembre de 2015, en una crisis de abstinencia.

Matías Tolosa, secretario de Adicciones, Agustín Peremul, de la Secretaría General de la Gobernación y José Farhat, subsecretario de Participación Ciudadana, recibieron a los manifestantes. Tras dos horas de reunión, se comprometieron a revisar el petitorio. Volverán a reunirse el 20 de septiembre para brindar una respuesta. Elsa Juárez, una madre del Pañuelo Negro de El Colmentar, salió a llorar antes de que termine la reunión. “Ayer fui a sacar a mi hijo de 29 años de la casa del transa. Necesitamos soluciones urgentes”, pidió la mujer.

“Tuvimos un primer petitorio en diciembre desde el que comenzamos a trabajar de forma articulada. Incrementamos la presencia en los barrios desde el Ministerio de Desarrollo Social. Salud también planteó la necesidad de equipos territoriales. Tenemos presencia en 19 barrios. Analizaremos el petitorio”, consideró Tolosa.

En la calle, los manifestantes se mostraron disconformes con la respuesta. Anunciaron que evalúan acampar en la plaza hasta tener una respuesta favorable.