Marieke Vervoort, la atleta que decidió morir tras los Juegos Paralímpicos

Marieke Vervoort, la atleta que decidió morir tras los Juegos Paralímpicos

La belga de 37 años ya tiene firmados los papeles para la eutanasia. Sufre dolores insoportables por una enfermedad degenerativa.

DOBLE VIDA. Marieke Vervoort disfruta al máxima el deporte pero sufre los dolores de su enfermedad. DOBLE VIDA. Marieke Vervoort disfruta al máxima el deporte pero sufre los dolores de su enfermedad.
30 Agosto 2016
RÍO DE JANEIRO.- Detrás de cada participante de los Juegos Paralímpicos hay una historia sufrimiento y superación personal, pero la atleta belga Marieke Vervoort estremeció al mundo del deporte al anuncia que decidió morir después de la competencia que se desarrollará en Río de Janeiro.

La atleta de 37 años ya tiene firmados los papeles para la eutanasia, y tiene decidido incluso el sitio donde quiere que sus cenizas sean esparcidas. No sabe exactamente la fecha quiere abandonar este mundo, pero ya tiene todo resuelto en cuanto sienta que es el momento, informó el diario "El País".

Vervoort competirá en Rio de Janeiro como velocista en silla de ruedas en las pruebas de 100 y 400 metros. Ya tiene en su haber dos medallas olímpicas, la última de ellas conseguida en los Juegos de Londres, en 2012, de oro, con record paralímpico incluido. En 2015 se convirtió en la campeona del mundo en Doha, Qatar.

La belga tiene la mitad inferior del cuerpo paralizado, una visión reducida al 20% y sufre dolores tan intensos que en muchas ocasiones le impiden dormir por la noche. A veces tiene que tomar morfina incluso durante los entrenamientos. Son los insoportables síntomas de una enfermedad degenerativa que a los 20 años le obligó a permanecer para siempre en una silla de ruedas, y que sigue empeorando su condición de vida con el paso del tiempo. Por eso Marieke Vervoort decidió que los Juegos Olímpicos de Río serán su último reto deportivo.

Las declaraciones de la atleta al respecto son verdaderamente explícitas: "cuando quiera puedo agarrar mis papeles y decir ¡es suficiente! Quiero morir. Me da tranquilidad cuando tengo mucho dolor. No quiero vivir como un vegetal".

A su alrededor, todos aceptan su decisión, nadie trata de hacerla cambiar de idea. En Bélgica, cinco personas al día deciden morir de esta manera.

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