“Nos dispararon sin piedad”, dijo un testigo del crimen de Alexis Rojas

“Nos dispararon sin piedad”, dijo un testigo del crimen de Alexis Rojas

27 Agosto 2016
“¿De qué es esa cicatriz?”, le preguntó la fiscala de Cámara Estela Giffoniello al primer testigo que declaró ayer en el juicio por el homicidio de Alexis Rojas. “El que está allá me pegó un machetazo”, respondió el joven y señaló con el dedo a uno de los cuatro imputados. Ese machetazo, que le atravesó medio rostro, habría sido el origen de un enfrentamiento que finalizó con el crimen del niño.

Alexis tenía tres años cuando murió, el 23 de noviembre de 2013. Esa tarde, viajaba en el carro de su papá, con tíos y primos. Eran siete en total y se dirigían a un canal de Banda del Río Salí, donde pretendían refrescarse ante el calor de la siesta. Pablo Lazarte era uno de los ocupantes de ese carro y a quien ayer Giffoniello le preguntó por la enorme cicatriz que tenía en el rostro. El joven responsabilizó por la herida a Jonathan Cuellar, quien está imputado por el homicidio junto a Gabriela González, Álvaro Palomo y Juan Ramón Sánchez. Mientras que otros dos sospechosos, Diego Olivera y Esteban Quiroga, permanecen prófugos.

Los investigadores explicaron que, a principios de 2013, Cuellar atacó a Lazarte con un machete y casi lo mata. Ninguno de ellos supo explicar los motivos de la agresión, pero se sospecha que sería un problema de drogas. Por esa causa, Lazarte fue detenido y estuvo varios meses en el penal de Villa Urquiza. “Al día siguiente de que le dieran el cese de prisión, fue a buscar venganza y se produjo el crimen de Alexis”, relataron las fuentes.

Ayer, cuando se le preguntó a Lazarte por el motivo de su enemistad con Cuellar, respondió: “ellos nos tenían bronca, nos decían que éramos bombilleros”, sin dar más explicaciones. Luego relató que la tarde del homicidio iban camino a un canal cuando advirtieron que los seguían tres motos con seis personas a bordo. Cuando avanzaban por la zona de la Municipalidad de Banda del Río Salí, estas personas se acercaron y comenzaron a hacer tiros. “Los vi disparar a Ramón, a Diego Olivera y a la chica”, aseguró Lazarte.

Sangre

“No nos dieron tiempo a nada, nos dispararon sin piedad”, dijo Diego Alejandro Rojas, otro de los testigos que iban en el carro con la víctima. Una de las balas hirió a uno de los tíos del niño en una pierna, otro proyectil pegó en la cara del pequeño y un tercero alcanzó al caballo que tiraba el carro. “Nosotros le pegábamos al caballo para que corriera más fuerte y empezó a sangrar. Mi hermano (Gabriel Rojas, el papá de Alexis) se baja y me dice ‘le pegaron a mi hijo’, pero yo pensaba que era la sangre del caballo que le había saltado, entonces lo limpié con mi remera y ahí vi la herida”, relató Rojas.

Según ese testimonio, Gabriel se bajó del carro con su hijo en los brazos y corrió en busca de auxilio. “Yo seguí en el carro pero el animal estaba tan débil que se iba cayendo, perdía mucha sangre”, recordó. Su sobrino falleció ahogado por su propia sangre.

La última en declarar fue Roxana Mabel Sale, una vecina de Cuellar a quien sólo le preguntaron si había visto al hombre ese día y contestó que no. Esa respuesta derribó la coartada del imputado, quien en un momento había asegurado que era imposible que haya participado del hecho porque ese día había estado en su casa y que había sido visto por su vecina.

El tribunal de la Sala V, integrado por Juana Juárez, Fabián Fradejas y María Alejandra Balcázar, ordenó un cuarto intermedio hasta el martes. Ese día continuarán declarando los demás testigos y se espera que se mantenga el orden. Ayer se reforzó la seguridad en la sala luego de que el jueves se produjeran violentos incidentes entre los familiares de ambas partes.

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