Las historias del hombre argentino se narran con danza

Las historias del hombre argentino se narran con danza

El Ballet Folklórico Nacional se presenta en el Mercedes Sosa.

EXPRESIÓN PROPIA. El ballet que dirige Omar Fiordelmondo se retroalimenta con nuevos ritmos en cada gira. FOTO/ MARIANO LONGO.- EXPRESIÓN PROPIA. El ballet que dirige Omar Fiordelmondo se retroalimenta con nuevos ritmos en cada gira. FOTO/ MARIANO LONGO.-
27 Agosto 2016

ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
• Hoy, a las 22.
• Mañana, a las 20
. Teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).

Dos obras 

“Aquí me pongo a cantar”,  con coreografía de Norma Viola y Santiago Ayala, narra las peripecias del gaucho marginado en su propia tierra. “Bodas de plata” es un homenaje a Norma y Nydia Viola, con música de Alberto Ginastera.

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Vienen de Jujuy y de Salta. En Tucumán terminan la gira del NOA. Volverán a su sede en San Telmo (Buenos Aires) para ensayar y encarar San Juan, Mendoza, Santa Fe... Después, Patagonia.

El Ballet Folklórico Nacional, en la madurez que le otorgan sus 25 años, cumplidos en 2015, no conoce de descansos. Vinieron a bailar en la semana del Bicentenario, pero ahora traen al teatro Mercedes Sosa una propuesta diferente, con las obras “Aquí me pongo a cantar” y “Bodas de plata”.

Veinte parejas de bailarines, técnicos, asistentes y administrativos reúnen un plantel de 52 personas, y bajo la dirección del maestro Omar Fiordelmondo, ensayan seis horas por día.

“Algunas presentaciones las hacemos en el Teatro Cervantes, pero también vamos a otros escenarios que sin ser oficiales, reúnen características técnicas adecuadas para mostrar la danza. Hace pocos días estuvimos en el Colegio Goethe, ante 1500 alumnos. Fue muy lindo encontrar tanta gente joven que guste del folklore”, comenta el director.

-¿Qué narra Bodas de plata?

- Tiene un tratamiento desde el salón de 1900, con vestimenta de esa época, hasta el gaucho de 1840, con las costumbres de esos tiempos, como jugar una tabeada, una riña de gallos, carreras cuadreras, el manejo de boleadoras. Estas no solo servían para cazar: en este caso el maestro Chúcaro hizo una adaptación y hay un gaucho en el centro del escenario mientras los demás marcan ritmo... Es decir, van a ver desde el salón hasta la campaña, pasando por distintas regiones: cuadros del litoral, la vendedora de pescado y el tape. Van a encontrarse también con un homenaje a Molina Campos, una sección donde los niños disfrutan mucho. Creo que el público de cualquier edad en algún momento se siente identificado y va apreciar mucho la obra.

- El Ballet Folklórico Nacional viene a bailar zamba en la tierra de la zamba. ¿Cómo funciona esa idea en el trabajo del ballet? - Estamos en permanente intercambio. Ahora, en Salta, hemos tomado clase con bailarines salteños que nos enseñaron cueca norteña; hemos estado en Cuyo, y recibimos cueca cuyana. Cuando vamos al litoral recibimos chamamé con gente de la región. Y además damos seminarios, como en Perico (Jujuy) donde dimos danzas del litoral. La idea es dejar lo que creemos que la gente de cada lugar necesita, pero también se trata de hacer intercambio. Por más que se llame Ballet Folklórico Nacional hay muchas danzas regionales que tenemos que aprender in situ porque no hay forma de que vayan a la capital. La interacción siempre ha sido el espíritu de las giras del cuerpo de baile.

- ¿Cómo transcurre la tarea del ballet en la nueva gestión de gobierno en cuanto a la continuidad técnica y artística?

- Nosotros ya tenemos listo un plan de trabajo para 2017. Es posible que alguna función o gira, por algún motivo en particular, no se haga, pero toda la programación que presentamos en 2015 para este año, salvo dos fechas, se cumplió al pie de la letra. Esperamos que siga así el programa de 2017, porque es la posibilidad de que el Ballet llegue a lugares a los que no ha ido nunca. Hacemos base en una ciudad grande y nos presentamos en localidades vecinas para llegar a la mayor cantidad de público.

Desde su debut, el 9 de julio de 1990, en el Teatro Colón, el Ballet Folklórico mantiene la concepción artística de sus padres, Santiago “Chúcaro” Ayala y Norma Viola: revivir en la danza los mitos, las costumbres, las historias, las leyendas y los paisajes esenciales de la Argentina.


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