El incendio de cañaverales cerca del aeropuerto

El incendio de cañaverales cerca del aeropuerto

Agosto parece ser el mes preferido. Apenas es un punto negro, más bien casual. Con el correr de los días los puntos se multiplican, adquieren mayor consistencia y toman la forma de filamentos. Caen sobre las cabezas, la ropa, las plazas, los patios, los árboles, “como una lluvia de cenizas y fatigas en las horas resignadas de tu vida”, dice el tango de José Dames con letra de Homero Manzi. La historia se repite desde hace mucho tiempo y si bien las coincidencias, a esta altura pueden parecer naturales, no dejan de llamar la atención.

En la tarde de ayer, día en que se recordó el Éxodo Jujeño, comenzaron a arder los cañaverales ubicados en la cercanías del aeropuerto internacional Benjamín Matienzo, en Cebil Pozo. Las llamas y las gruesas columnas de humo multiplicaron la preocupación de las autoridades de la aeroestación porque podía afectar la visibilidad de los aviadores, así como obligar a la suspensión de vuelos.

Curiosamente, el 22 y 23 de agosto de 2014, se cancelaron los vuelos en el aeropuerto Matienzo, como consecuencia de incendios en los predios aledaños con caña de azúcar. Se registraba una visibilidad de cuatro kilómetros, cuando esta debía hallarse entre los 12 y 14 km, según dijo el Servicio Meteorológico En esa ocasión, se reunieron miembros de la Secretaría de Medio Ambiente, de Fiscalización Ambiental, de Defensa Civil; el jefe de Seguridad del aeropuerto, el representante de Aeropuertos Argentina 2000 y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria para analizar estos hechos que generaban peligro, tanto para la navegación como para el personal en tierra. Se dijo que esta situación ocasionaba importantes pérdidas económicas por los retrasos en los vuelos, derivación a otros aeropuertos, afectación de recursos humanos y técnicos para el combate de incendios. Se formó entonces una comisión de trabajo que identificaría los predios y a sus propietarios en un radio de ocho kilómetros del aeropuerto. Se encararían tareas de concientización y educación ambiental dirigidas a los dueños y arrendatarios, y a la comunidad en general. Se recordó que en caso de violación de la prohibición de quema se aplicarán las multas correspondientes y se realizaría la denuncia penal por delito de incendios y otros estragos (art. 186º del Código Penal).

En 2011, la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Bioquímica de la UNT elaboró un informe que indicaba que en la quema de caña se liberan gases, compuestos orgánicos persistentes, ceniza y humo. Esta polución incide en trastornos severos de alergias, asma, edema pulmonar, cloracné, y conjuntivitis, entre otras afecciones.

El artículo 38 de la ley 6.253 prohíbe la quema de cañaverales como método auxiliar de la cosecha. En 2007, fue reemplazada por la ley 7.459, por la cual los ingenios no pueden recibir caña quemada; en setiembre de 2009, se sancionó una norma que prescribe que quienes fueran hallados quemando caña de azúcar en pie, quedarían detenidos.

A dos años del encuentro entre autoridades provinciales y aeroportuarias, los resultados están a la vista a juzgar por la realidad actual. Como suele ocurrir en estas circunstancias, los quemadores le echarán la culpa a la sequía, a infiltrados que buscan dañarlos y desprestigiarlos. Sin embargo, desde 2009, no se conoce persona haya sido sancionada con la máxima pena, mientras tanto, los tucumanos seguimos respirando aire sucio sin que a la autoridad le importe.

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