Cinco días de cine independiente

Cinco días de cine independiente

Signos de la Noche ofrecerá medio centenar de filmes cortos y documentales con temáticas variadas.

HISTORIA NO CONTADA. “Free radicals”, de Pip Chodorov, investiga sobre los orígenes del cine experimental. HISTORIA NO CONTADA. “Free radicals”, de Pip Chodorov, investiga sobre los orígenes del cine experimental.
24 Agosto 2016

COMIENZA HOY
• A las 21 en El Árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435). Funciones entre mañana y el domingo a partir de las 16. La entrada costará $40 por día o un alimento no perecedero para la heladera social que funciona en el lugar.

A Gabriela Bosso le cuesta tranquilizarse. La cineasta está a las corridas en Buenos Aires, tratando de dejar todo listo para poder viajar a Tucumán donde esta noche inaugurará el Festival Signos de la Noche, que durante cinco días se desarrollará en El Árbol de Galeano.

A duras penas recupera la respiración mientras atiende a LA GACETA. Su vínculo con Tucumán no es nuevo, y tuvo un pico cuando filmó el elogiado documental “Divino Niño”, sobre la orquesta popular que funciona en el comedor homónimo del barrio 2 de Septiembre, y que se hizo conocida en todo el país y buena parte del mundo. Ahora la trae la proyección de medio centenar de documentales y cortometrajes con producciones independientes y que abordan temas de alto impacto social sobre distintos aspectos críticos de la humanidad, desde los derechos humanos a la defensa del ambiente. También se exhibirán películas de experimentación audiovisual, tanto en la instancia competitiva de este certamen como en la muestra paralela.

El Festival nació en París en 2003, y se fue extendiendo a otros lugares y se hizo itinerante; actualmente, hay ediciones en ciudades de Alemania, Estados Unidos, Japón, Australia, Hungría, Indonesia y Portugal, a los que se suma la plaza tucumana.

En la apertura de hoy, quedará centrado el perfil del encuentro. Se proyectarán el documental de 19 minutos “Ecuador”, filmado en ese país, y el largometraje “Free radicals” (“Radicales libres”), del estadounidense Pip Chodorov, sobre la historia del cine experimental.

“Todo comenzó el año pasado, cuando presenté ‘Divino Niño’ en las ediciones de Signos de la Noche de Lisboa y de Munich, y me propusieron hacerlo en la Argentina. Me encanta la perspectiva que tiene, volcada al cine independiente y alejado de lo comercial, con temáticas candentes y de la realidad. En algún punto, te pegan”, asevera en la entrevista.

- No podés quedarte indiferente.

- Para nada. Incluso, aunque lo que estás viendo no te guste mucho, al terminar te das cuenta de que tu perspectiva de las cosas cambió en algo, te quedan imágenes e ideas dando vuelta en la mente. Esa es la consigna del festival.

- ¿Hay un recorte temático?

- No, pero todas las películas coinciden en que tocan cuestiones complicadas de la realidad. Ese vendría a ser el eje. Muchos de los filmes que vamos a presentar fueron premiados en otros festivales, como Cannes o Sundance, y que en Tucumán no se tiene la posibilidad de ver porque, al no ser comerciales, difícilmente llegan a las salas. La temática es amplia y alcanza a todos los temas que nos golpean como personas en este siglo, como la guerra, el hambre, las prisiones, la imposibilidad de educarse o la discriminación. No están separados por días, sino todo mezclado y alternando cortos con documentales, y hay filmes desde Noruega a Sudáfrica, pasando por Chile, Taiwán y Francia.

- El propio nombre del encuentro, Signos de la Noche, es provocador...

- Tal cual. Más que a un momento del día, se refiere a la noche como la oscuridad, de la que nace algo, una luz que puede ser el amanecer. No te quedás sólo con haber visto la tragedia de las mujeres en la guerra o algún otra historia durísima, sino que podés sacar una reflexión o algo positivo en medio de tanto dolor. Ver qué podemos hacer para mejorar y qué actitud vamos a tomar ante lo que ocurre.

- ¿Por qué se enfocan en cortometrajes de ficción y en documentales?

- Es el recorte que tiene el festival desde siempre. Al hacer un corto, te enfocás más en el tema que cuando tenés que hacer un largometraje de ficción, porque siempre aparecen historias paralelas, abrís los personajes y te terminás yendo por las ramas. Cuando tocás temas de la realidad, en un corto te podés concentrar más y mejor.

- Un cross a la mandíbula, como se dice en el boxeo.

- Sí y entre los documentales también, como una historia de amor en la cárcel con un preso con cadena perpetua o la situación de la mujer en diversas culturas. El abanico de argumentos que se ofrece es bastante importante. Todo es producción independiente, lo cual es bastante interesante porque se ven filmes que están resueltos de manera muy novedosa y con poca plata, lo que siempre es un problema para los que queremos contar algo. Hay ejemplos de narraciones con recursos al alcance de todos.

- ¿Cómo fue llevar “Divino Niño” a Europa?

- Fue fantástico, fue una experiencia muy personal, muy propia. No sabía qué iba a pasar ante otra cultura, pero la gente se emocionó lo mismo que en Tucumán y fue una gran satisfacción.

- ¿El documental es el huérfano de la industria del cine?

- Totalmente. Los distribuidores te hacen a un lado, pero tu voluntad de filmar es más fuerte.


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