Obras, no sólo palabras
El Gobierno nacional necesita cambiar el humor de sus aliados. Por eso, desde el Ministerio del Interior se ha anunciado que, antes del 2 de septiembre, la Casa Rosada redistribuirá unos $ 24.000 millones entre todas las provincias. No es plata gratuita. Es una devolución de coparticipación adeudada convertida en un préstamo a cuatro años. ¿Cómo es eso? Es algo difícil de explicar por parte de los gobernadores que accedieron a este esquema de financiamiento en el que una acreencia, cuasireconocida por la Nación, se convierte en una deuda. En realidad se trata de una cuotaparte de la retención del 15% de la coparticipación por cuestiones previsionales que, desde fines del año pasado, vienen reclamando con fuerza los mandatarios, luego de que la Corte Suprema de Justicia convalidara el sistema sólo para tres distritos: Córdoba, Santa Fe y San Luis. El resto de las jurisdicciones se quedó mirando el tren. Y ha aceptado un régimen de compensación que le da liquidez presente, con compromisos futuros. En buen romance, pan para hoy, hambre para mañana.

De todas maneras, al tucumano Juan Manzur este dinero no le viene para nada mal. Sus colaboradores hablan de que los $ 1.350 millones del crédito federal por el 6% del 15% adeudado, garantiza el pago de los salarios al sector público provincial.

Eso soluciona más de la mitad del problema, si se toma en cuenta que, en el promedio de los presupuestos de todas las provincias, la variable salarios representa más del 56% del total de gastos del sector público.

En el caso tucumano, Manzur requerirá no menos de $ 12.000 millones de ahora hasta fines de diciembre para sostener, regularmente, el pago de las remuneraciones estatales, incluyendo el medio aguinaldo. La plata prometida por el ministerio a cargo de Rogelio Frigerio viene a garantizar ese esquema salarial. Nada más. Pensar en obras públicas suena utópico para una economía que, con suerte cerrará otro año de caída del Producto Bruto Geográfico, aunque más leve que en los dos anteriores.

Pero mantener la millonaria inyección de recursos en la plaza financiera y comercial contribuye, artificialmente, a generar una sensación de consumo constante, pese a que los indicadores de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) venga midiendo bajas en torno de un 5% en las ventas comerciales. El año del Bicentenario también contribuyó para que el escenario recesivo no sea tan negativo. Pero no hay que tirar manteca al techo.

Del lado de las cuentas públicas, 2016 será otro año de equilibrio o, en el mejor de los casos, con un leve superávit fiscal.

Las obras públicas son mínimas. No se puede pensar en una gran inversión en la materia. Según un reciente informe de la consultora Economía & Regiones, el plan de trabajos públicos de las provincias se financiaría en un 27% con los recursos del Fondo Federal Solidario (Fondo Soja), que presentaría una suba del 34%, alcanzando los $ 97.680 millones (8% del gasto primario). Para financiar el crecimiento de esta partida, que volcaría unos $ 24.798 millones adicionales a la inversión en infraestructura, será necesario conseguir un mayor financiamiento ya sea desde organismos multilaterales o accediendo a los mercados internacionales de deuda, advierte la consultora que supo dirigir Frigerio y que ha ayudado a gran parte de las provincias en la interpretación de la relación fiscal Nación-Provincias.

Manzur sabe que no podrá conseguir demasiada inversión en la Casa Rosada para encarar trabajos, particularmente en el año electoral. Por eso envió a China a su ministro de Economía, Eduardo Garvich, y al titular de la Unidad Ejecutora Provincial, Sisto Terán. Y, en esta misión, surge un interrogante: ¿por qué razón se decide cruzar el mundo en busca de financiamiento si existe un Plan Belgrano que contempla obras de envergadura como la de los desagües troncales de Tucumán? Manzur explica que requieren muchos millones y que hay un plan entre el gigante asiático y la Argentina para avanzar con este tipo de emprendimientos, algo que también contiene a otros distritos de la región como Catamarca, Jujuy o Salta. El plan Belgrano está a cargo de un tucumano, el radical José Cano. A China no solo fueron los funcionarios designados por Manzur, sino también una delegada asignada por el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay

La situación obliga a un replanteo global. Si el Plan Belgrano es un programa destinado a reparar las históricas asimetrías del norte argentino respecto de otras zonas del país, ¿por qué la gestión federal no prioriza la inversión externa en la región? Ese es un planteo que Manzur y Cano deberían hacer conjuntamente en la Casa Rosada. De esa manera, se evitarían rispideces o generar suspicacias políticas. En suma, lo que importa es la población y que las palabras se conviertan en obras.

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