La tecnología como excusa

La tecnología como excusa

21 Agosto 2016

Por Liliana Cinetto - Para LA GACETA - Buenos Aires

No existe ningún niño al que no le guste que le cuenten o le lean un cuento o un poema y que le den luego un libro para reencontrarse con esa historia o esa poesía. No es cierto que a los chicos no les guste leer. Creer que la tecnología los aleja de su amor por los libros es una excusa de los adultos que son los que en realidad no leen ni les leen a sus niños ni les compran libros, sino teléfonos, tablets y computadoras de última generación. Para iniciarlos en la lectura desde pequeños y acompañarlos en su recorrido lector, los niños siempre necesitan un adulto mediador que les lea o les narre desde chiquitos. O desde la panza. La relación de los niños con la literatura comienza en el preciso instante en que las nanas los acunan, en que las palabras todavía sin significado concreto son solo sonidos, melodía, arrullo y por eso los deleitan, los acarician, los calman. Canciones de cuna, rondas, adivinanzas, trabalenguas que cantamos a los bebés para dormirlos, tranquilizarlos o jugar son el primer contacto con la literatura. Y aunque pertenecen a la tradición oral, son verdadera poesía y son la puerta de entrada a la literatura. Porque en ellas está la literatura en estado más puro y en carne viva y preparan los oídos y el alma para disfrutar todo lo que leerán más adelante. Por supuesto los libros deben formar parte de su vida. Deben criarse rodeados de libros, manipularlos, hojearlos, llevárselos a la cama, ponerlos debajo de la almohada, leerlos a su manera antes de que aprendan a leer y releerlos después cuando ya saben leer. Recuperar la maravillosa y antigua costumbre de leerles o narrarles algo cada noche, antes de dormir, fortalece lazos afectivos y crea vínculos duraderos con los padres y con la literatura. ¿Qué tipos de libros hay que comprarles según la edad? Hay que privilegiar la poesía porque a los más chiquitos les fascina la rima y la musicalidad de las palabras y porque su brevedad favorece a los pequeños, cuyo período de escucha es breve y a los lectores principiantes, a quienes desalienta un libro con muchas letras. No deben faltar los cuentos populares o clásicos como Caperucita y Blancanieves.

Además debe haber textos de autor. La oferta es variada, pero escribir para chicos y jóvenes es algo grande. Los buenos autores y las editoriales serias garantizan calidad y responden a los intereses de los chicos en distintas edades. No hay que olvidar que el texto literario no pretende informar ni enseñar ni dejar moraleja, sino abrir ventanas a mundos posibles e imaginarios. ¿Leer en dispositivos? Se puede, pero la textura, los colores, los olores, la manipulación de un libro son únicos e insustituibles en el papel, que además no se queda sin batería.

© LA GACETA

Liliana Cinetto - Escritora y docente. Autora de más de 50 libros infantiles.

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