Cuando no tengan salida

Por César Di Primio - Para LA GACETA - Tucumán

En calidad de axioma hay que establecer esta obviedad: la lectura es importante y queremos que los chicos lean más. En la actualidad, la lectura por parte de niños y adolescentes pierde terreno ante la gigantesca diversidad de entretenimientos tecnológicos, redes sociales, cine de baja estofa, y otras formas nuevas de relleno del sagrado tiempo de ocio. Pero, ¿cómo hacer para que los chicos lean más? ¿Hay que tentarlos con textos interactivos y adaptaciones a los nuevos formatos, hay que seducirlos mediante astutos métodos de acercamiento a la lectura, llevar a los nietos a esas reuniones de lectura donde chocan los egos como tablas de surf en una bañera, o simplemente ser coercitivo y obligarlos, lisa y llanamente, a leer? En efecto, esto último es lo más eficaz (se llama Educación) aunque ciertamente el imperativo, el mandato, generalmente despierta resistencia, displacer, rebeldía, aún así, los rebeldes serán mejores luego de haberse visto conminados al estudio que sin ese cimiento cultural, civil y metafísico que genera la lectura. Para justificar esta propuesta cito algunas autoridades: un ejemplo es el filósofo alemán Martin Heidegger, cuando sostiene que “El lenguaje es la casa del ser y la morada de la esencia del hombre”, no hace otra cosa que plantar el centro metafísico del ser humano en el lenguaje. Oscar Wilde lo dice de un modo más elegante aunque igualmente filosófico: It is what you read when you don’t have to that determines what you will be when you can’t help it. (Es lo que lees lo que determina lo que serás cuando no tengas salida.) -hay quien traduce esto último “a la hora de los bifes.” y no está errado. O nuestro Ernesto Sabato: “Leer les dará una mirada más abierta sobre los hombres y sobre el mundo, y los ayudará a rechazar la realidad como un hecho irrevocable. Esa negación, esa sagrada rebeldía, es la grieta que abrimos sobre la opacidad del mundo. A través de ella puede filtrarse una novedad que aliente nuestro compromiso.” Finalmente, y no menos importante, la lectura permite el placer de los símbolos y el de la magia. Un ejemplo de esa magia es el momento cuando, en su Segunda Parte, El Quijote de La Mancha hojea la Primera Parte y reflexiona sobre el genio que cuenta su historia. Ese solo momento de la Literatura nos obliga a educar, a que la lectura sea.

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César Di Primio - Escritor y periodista. Autor de Ensalada Cesario, blog de LA GACETA.