Por qué es importante

Por Lucía Laragione - Para LA GACETA - Buenos Aires

Son las palabras las que nos hacen humanos, las que nos permiten comunicarnos, expresar nuestros sentimientos, nuestras ideas. A través de las palabras conocemos y nos damos a conocer. La riqueza de nuestro lenguaje nos enriquece, nos da matices, nos hace diversos. El lenguaje se transmite a los niños a través de la palabra cargada de afecto de sus seres queridos. En la primera infancia, las canciones, los juegos de palabras, la poesía comunican alegría y belleza a la par que van nombrando el mundo. Son los padres y los maestros quienes pueden valorizar la palabra, llenarla de afecto y de sentido. Los cuentos que acompañan algunas rutinas cotidianas, que les dan cierto vuelo, un sabor de aventura, los cuentos leídos antes de ir a dormir, los cuentos en el aula capaces de crear un espacio y un tiempo fantásticos en medio de las tareas y obligaciones, acercan al niño al placer, lo invitan a asomarse a los libros con alegría.

No conozco otra manera de incitar a la lectura que no sea asociarla al placer del juego. La musicalidad del lenguaje, la risa del disparate, de la transgresión a la manera de Pescetti y su niño caníbal son caminos viables para lograr que los chicos lean. El humor, el suspenso, las historias de terror, los mundos de la ciencia ficción son buena compañía para el crecimiento de los lectores. No tengo ninguna clase de prejuicios acerca del dispositivo que usen para leer, aunque me inquieta la reducción de la palabra a su mínima expresión en la escritura con la que se comunican. Es el mundo el que se reduce cuando se empequeñece la palabra.

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Lucía Laragione - Escritora y dramaturga. Miembro del Consejo de Teatro de Argentores.