“La brevedad ha ganado su espacio en internet”

“La brevedad ha ganado su espacio en internet”

A partir de un microrrelato de David Lagmanovich, lanzó una convocatoria dirigida a quienes quisieran escribir textos de no más de 150 palabras, usando los mismos personajes. Así nació Cuaderno Laprida, un libro editado en Tucumán en el que participan más de 70 autores.

TENDENCIA. “La brevedad ganó su espacio en el maremágnum de textos que invaden las redes”, dice Ramos Signes. la gaceta / foto de inés quinteros orio TENDENCIA. “La brevedad ganó su espacio en el maremágnum de textos que invaden las redes”, dice Ramos Signes. la gaceta / foto de inés quinteros orio
14 Agosto 2016

- ¿Cuál es la historia detrás del texto de David Lagmanovich que dio origen a Cuaderno Laprida?

- La historia comienza como un gusto personal: en 2008 yo estaba preparando una antología de microrrelatistas del NOA para una editorial de Buenos Aires. En ella incluí un texto de David que estaba inédito y que me había impactado por la sencillez, el humor y la intertextualidad; se llamaba “Laprida”. Me gustaba tanto ese micro que, como un ejercicio privado, escribí mi propia versión y la guardé. Años después, ya fallecido Lagmanovich, me enteré de que Antonio Cruz, un escritor de Santiago del Estero, había hecho otro tanto. Eso, una vez que superé la superstición de creer ver allí una señal, me confirmó en la idea de que estaba frente a una cantera inexplorada, y había que trabajar.

- ¿Cómo surgió la idea de convocar a escritores para que presentaran microrrelatos con los mismos personajes que había combinado Lagmanovich?

- Como ya tenía dos versiones del texto de David, pensé hacer una convocatoria abierta a los microrrelatistas para publicar todo eso en el dosier de alguna revista literaria. Pero ahí entró a tallar Julio Estefan, también escritor, quien consideró que lo mejor sería hacer un libro y propuso publicarlo en su editorial, La aguja de Buffon. Con esa idea nos pusimos a trabajar para darle al proyecto, y a nuestro entusiasmo, cierto aire de factibilidad. Finalmente, en las bases, pedíamos microrrelatos de 150 palabras como máximo y la inclusión de Laprida, Lagmanovich, Borges y un taxi, como protagonistas… Suena algo loco, pero es así. Esos personajes son los que están en el texto original de David; y ya se sabe que, aritméticamente, cuatro elementos dan para muchas combinaciones. A los pocos días del llamado a los escritores nos llegaron más de 120 textos de diferentes partes del mundo. ¡No podíamos creerlo! El proyecto había superado nuestras más fantasiosas expectativas. Por eso, una vez que nos pusimos a trabajar sobre el material recibido, entendimos que había que imponerle al conjunto un estándar de calidad, y así nos decidimos por los 72 textos que mejor cumplían con los requisitos y que hacían algún aporte de originalidad al proyecto. Cada texto, en sí mismo, era un mundo diferente; un rompecabezas que aportaba nuevos resultados a partir de las cuatro piezas originales.

- ¿Cómo está siendo recibido el libro?

- Muy bien. Algunos estudiosos del tema destacan el hecho de que nunca se haya hecho algo así. Otros, más entusiastas, imaginan que será un libro de consulta a la hora de teorizar sobre el género. Y ya hay docentes que están viendo las diferentes posibilidades de este juego de imaginación para incluirlo en sus cátedras. La riqueza de posibilidades, en cuanto a lo lúdico del proyecto, nos enfrenta a textos escritos en Tucumán, en toda la Argentina, y en países tan disímiles como Australia, España, Noruega, Venezuela, Canadá, entre otros.

- El microrrelato comparte con redes sociales como Twitter la exigencia de la brevedad. ¿En qué medida el género tiene un campo fértil para desarrollarse en la web y en el papel en estos tiempos veloces?

- Las redes sociales han favorecido la creación de este tipo de textos, al igual que la escritura y difusión de poesía. La brevedad ha ganado su espacio en el maremágnum de textos que invaden las redes sociales. Esto, como todo, tiene su parte buena: poder enterarnos de lo que se hace en lugares distantes, eliminando tiempo y distancia, que son casi sinónimos. Y también tiene su parte mala: la saturación de material, no siempre grato, que circula sin descanso. Ahí es donde se nota el desconocimiento con respecto al tema: muchos escritores piensan que cualquier frase ingeniosa puede ser un microrrelato; y caen en el aforismo, en la prosa poética o en el chiste. De cualquier manera eso también ayuda para que esta modalidad de escritura, que no es nueva ni mucho menos, afiance su condición de género. Por eso insisto: el microrrelato, como es breve, casi todos lo intentan; pero, como es breve, sólo algunos lo logran.

© LA GACETA

PERFIL

Rogelio Ramos Signes nació en San Juan, en 1950, y vive en Tucumán desde 1972. Es autor de más de una decena de libros de distintos géneros. Con En los límites del aire, de Heraldo Cuevas ganó el Premio “Más Allá” a la Mejor Novela de Ciencia Ficción publicada en la Argentina. Colabora con publicaciones de la Argentina, España, México, Colombia, Venezuela, Chile, Francia y Estados Unidos.

Laprida - Por David Lagmanovich

«Subió al taxi estacionado en la esquina de su casa y después de saludar al conductor le dio la dirección: “San Martín y Laprida”. Mientras ponía en marcha el motor, el hombre musitó: “Yo, Francisco Narciso de Laprida, cuya voz declaró la independencia de estas crueles provincias”. El pasajero lo miró con asombro y sintió la tentación de hacer una broma: “¿Usted es Laprida, entonces?”. El conductor lo corrigió: “Yo fui Laprida. Ahora manejo un taxi».

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