Ni siquiera un retuit
El anhelado segundo semestre llegó cargado de incertidumbre, con demasiados pronósticos económicos -alentadores y de los otros-, con la ansiedad ciudadana generalizada de dejar atrás la crisis de los bolsillos, con definiciones políticas apuntando al futuro -tibias y calientes-, con imágenes interesadas colgadas en las redes sociales y con cuidados y llamativos silencios. Todo sea por la gobernabilidad. Mucho se espera de los últimos meses de 2016, tanto gobernantes como gobernados; los pasos de los primeros se dan como si anduvieran sobre brasas, aunque el Gobierno nacional ya se quemó varias veces en el camino. Suerte para Macri que aún tiene un margen de crédito -aunque en baja- y que la oposición está reorganizándose y acomodándose a los tiempos.

Precisamente fue el Presidente quien arrojó una de esas definiciones que sirven para frenar tempranas ambiciones políticas en el propio espacio y para decirle al adversario que tratará de mantenerse en la casilla del medio por mucho tiempo. O sea que cualquier negociación lo tendrá a él como protagonista central durante todo este mandato. Y también como contrincante principal. Todos sea por la gobernabilidad. Por lo menos es a lo que aspira, según lo comentó hace pocos días. Sería una locura decir que no voy a estar ocho años, manifestó.

Radicales anti M

¿Quiénes son los destinatarios en Cambiemos de sus dichos? Los del ala radical más díscola, los que no están encolumnados con Ernesto Sanz, que a esta altura es un apóstol macrista o un radical “M”, haciendo una comparación con los correligionarios “K” de la anterior gestión. Otro radical “M” es el jujeño Morales, uno de los gobernadores que más ayuda económica recibe de la Nación y que, según se comentó, fue uno de los que más trabajó para que en la cumbre radical anterior al 9 de julio en Tucumán no hubiera gestos que incomodasen al Gobierno nacional.

Y fue Ricardo Alfonsín quien deslizó hace una semana que es bueno tener intendentes radicales, pero que es mejor tener gobernadores y un presidente radical. Si eso no es pintarse la cara, cerca anda. Y añadió que el año próximo en las internas de la alianza gobernante la UCR irá con candidatos propios. Si eso no es un grito de guerra, por lo menos anda cerquita. Algo así como renovación y cambio, los mismos conceptos que servían de estandarte a su padre en los ochenta.

Ahora que la alternancia se produjo, lo que piden los radicales es fortalecer la UCR, que es una manera también de fortalecer a Cambiemos para que el partido pueda influir más en las decisiones, señaló el diputado nacional. Con este tipo de apreciaciones deberá lidiar el líder del PRO mientras gobierna. Cabe preguntar si Macri lo analiza como un inconveniente para la gobernabilidad, como un incidente político sin relieve o como un pataleo fuera de tiempo.

Guardar la corrección

Macri entiende que los comicios de medio término serán una dura prueba -para su gobierno y para su liderazgo- y si bien apuntó que es una locura decir que no va estar ocho años, también indicó razonablemente que es una locura hablar de eso a siete meses de haber asumido. Pero lo dijo, tibiamente, como para que no queden dudas. Luego, señalar que es demasiado temprano para hablar del tema es una conducta pública correcta; pero no incorrecta políticamente.

¿Puede hacer algo parecido Manzur en Tucumán? Imposible, y por varias razones. Macri es el conductor del espacio oficialista a nivel nacional, política e institucionalmente; él tiene márgenes para avanzar en esa línea aunque más no sea pidiendo perdón. En cambio, en Tucumán está aún pendiente la pelea por la conducción del espacio oficialista; más aún: por la conducción del peronismo. Esa es una disputa que debe darse. Manzur gobierna, pero no conduce. Todo por sea por la gobernabilidad. Al mandatario, por ahora, le inquieta más la gestión que enfrascarse en una batalla interna que puede asomar en 2017, con la elección de los candidatos a diputados nacionales por el Frente para la Victoria.

La gestión es una prioridad, es lo central en la estrategia que parece trazarse el titular del Poder Ejecutivo; y no hace nada que vaya a perturbar la marcha del Gobierno. Entre eso, no avisar qué hará el año próximo, menos qué hará en 2019. Todo lo que diga puede ser usado en su contra, precisamente porque hay indefiniciones en materia de conducción política. No puede generar enemigos afuera, mucho menos dentro del oficialismo para que le pongan obstáculos a la gestión. Si le hace sonrisas a Macri y le pone alfombras cada vez que viene para que no le cierren las puertas en la Casa Rosada, menos puede adelantar tiempos de disputas intestinas. Todo sea por la gobernabilidad, tanto en los gestos como en los silencios.

Hay que ver si ese silencio es calculado en función de las necesidades de gobierno o de debilidades políticas propias. Como bien apuntó un dirigente avezado en cuestiones peronistas, primero hay que ver si Manzur tiene espaldas para decir algo parecido a lo de Macri, ya que sus consecuencias pueden adelantar tiempos, y también dramas. Un mal paso, un gesto inoportuno, una palabra dicha en un momento inadecuado pueden provocar grietas donde ahora no las hay. La precaución parece ser la intención de máxima de Manzur. ¿Hasta cuándo? No habrá fecha hasta que no se defina el principal problema que tiene el peronismo, a nivel nacional y provincial, el de la conducción y el de los liderazgos. Y si bien se aguarda un reacomodamiento de las fuerza internas en el PJ y el surgimiento de “jefaturas naturales”, hay dirigentes que tratan de ocupar esos espacios. Todo es tema de oportunidad.

Trípode o triunvirato

Además, en el ámbito local hay un trípode de poder, o un triunvirato -como le gusta remarcar a un peronista de tierra adentro-, influyendo en el oficialismo. Son “amigos”, comparten cenas, se sacan fotos juntos, y no sacan los pies del plato, ni siquiera se amagan con diferenciarse. Por ahora.

Manzur, Jaldo y Alperovich conforman una sociedad política que, atendiendo a los antecedentes históricos recientes en la provincia, tarde o temprano tendrá que romperse. Y todo por la definición de la conducción. Ahora, por causas de la gobernabilidad, eso no es posible; a esa cuerda ninguno la quiere tensar y menos romper. No es el momento. Y ninguno querrá equivocarse cuando de un paso. Los tropiezos se suelen pagar caro en política.

Lo más factible es que esa “diferencia” se produzca con los comicios nacionales que vienen, no tanto en el armado de la lista de candidatos del oficialismo sino en la discusión misma por los espacios de cada uno en la boleta. Allí estará la primera lectura, en quien gane ese debate e imponga sus opiniones. Claro, la sociedad no se puede poner en peligro tampoco, ya que cualquier fisura interna puede afectar al conjunto. Todos ellos necesitan ganar la elección, porque ninguno podrá mirar con tranquilidad el recambio de 2019 si la derrota los acompaña. Tensar, pero no tanto. Todo sea por la gobernabilidad.

Por Twitter, no

Por ahora, entre ellos, las sonrisas y los buenos modos se imponen. Se juntan y comparten asados, como el del viernes pasado en la casa de Alperovich, donde compartieron mesa con ex intendentes y concejales alperovichistas. Es la imagen que se difundió por la red social Twitter. Sin embargo, al margen de las presencias que se observaron, hay que tener en cuenta quién la promovió. Mostrarla tiene un sentido, no mostrarla otro. ¿A quién le podía interesar que esa fotografía se conozca? Al anfitrión. Y fue precisamente el senador quien en su cuenta de Twitter (@JalperovichOK) lo hizo. #AHORA compartiendo una cena en mi casa junto a @JuanManzurOK @OsvaldoJaldo y ex intendentes de la provincia; escribió. Manzur y Jaldo lo secundan en la foto; él al medio, dueño de la casilla central, protagonista. ¿Es el mensaje buscado?

Ahora bien, el gobernador y el vice también tienen cuentas en la red social, y son activos tuiteros; o por lo menos lo son quienes se las manejan. Y, oh casualidad, ninguno de ellos, (@OsvaldoJaldo) y (@JuanManzurOK), mencionó una sola palabra sobre el encuentro. Ni retuitearon al ex gobernador. Y sólo Jaldo puso “me gusta”. ¿No les cayó bien la carne a la parrilla? El titular del PE pasó de mencionar una reunión de gobernadores con el presidente de México Enrique Peña Nieto del viernes a la cita con empresarios de ayer. Jaldo, en tanto, pasó de la entrega de viviendas en Aguilares el viernes a la tarde a un festival de bombos ayer en la plaza Independencia. Mensajes son mensajes, lecturas son lecturas.

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