La historia del cura que rompió el secreto de confesión para liberar a un inocente

La historia del cura que rompió el secreto de confesión para liberar a un inocente

El párroco decidió contar el crimen de un asesino, por el que otra persona cumplía una pena de 15 años.

Joseph Towle tras su confesión en el 2001. FOTO TOMADA DE CLARIN.COM.- Joseph Towle tras su confesión en el 2001. FOTO TOMADA DE CLARIN.COM.-
27 Julio 2016
NUEVA YORK, Estados Unidos.- Un fría tarde de invierno de 1989, el padre Joseph Towle escuchó el crudo relato de Jesús Fornes, un joven que entre lagrimas confesó que meses atrás había asesinado, junto con un amigo, a Antonio Rivera en un parque  del barrio Hunts Point de la ciudad de Nueva Yoyk.
Ese pesado secreto cambiaría la vida de este párroco, que 12 años depués de oír las palabras de Fornes, decidió romper el secreto de confesión ante la justicia para que dos inocentes que habían sido condenados por el crimen recuperen su libertad.
El caso Towle se convirtió en un emblema del conflicto entre deberes eclesiásticos y civiles, ya que tras confesar al asesino el padre el padre le recomendó a su fiel que repitiera esas palabras ante la justicia, ya que en esos momentos se llevaba a cabo el juicio a un sospechoso, José Morales, por ese mismo asesinato. Sin embargo, tras hablar con el abogado de Morales, a la hora de ratificar sus dichos en el estrado, se mantuvo en silencia, al igual que el padre Towle.
Morales fue condenado a 15 años de cárcel por ese crimen que no había cometido. También fue penado su amigo Rubén Montalvo, otro inocente.
Ocho años después del juicio, el verdadero autor del crimen murió asesinado en una pelea callejera y el padre Towle mantuvo el silencio hasta fines de julio de 2001, cuando decidió ir a la Justicia a contar que los dos condenados por el crimen de Rivera habían pasado injustamente 12 años en la cárcel.
“Naturalmente este proceso llevó mucho tiempo. No hay nada en mi vida con lo que yo sea más cuidadoso que con una confesión”, dijo Towle. declaración que fue avalada por la justicia, aunque consideradas inadmisibles por los fiscales y los defensores de la familia de la víctima.
Lo que Towle argumentó fue que -después de mucho meditar- se había dado cuenta de que su conversación con el verdadero asesino no había sido una auténtica confesión, en el sentido sacramental que le da la Iglesia, sino una charla íntima, algo que fue apoyado por la arquidiócesis de Nueva York, aunque Towle admitió ante el juez que la charla con Fornes había finalizado con una absolución…cómo ocurre en las confesiones.
José Morales recuperó su libertad tras el testimonio del párroco y lo primero que hizo fue visitar a su hijo de 12 años, nacido unos meses después de que llegara a prisión. Curiosamente, o no tanto, Morales sólo tuvo palabras de agradecimiento para el cura Towle.

NUEVA YORK.- Un fría tarde de invierno de 1989, el padre Joseph Towle escuchó el crudo relato de Jesús Fornes, un joven que entre lagrimas confesó que meses atrás había asesinado, junto con un amigo, a Antonio Rivera en un parque  del barrio Hunts Point de la ciudad de Nueva York.

Ese pesado secreto cambiaría la vida de este párroco, que 12 años depués de oír las palabras de Fornes decidió romper el secreto de confesión ante la justicia para que dos inocentes, que habían sido condenados por el crimen, recuperen su libertad.

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El caso Towle se convirtió en un emblema del conflicto entre deberes eclesiásticos y civiles, ya que tras confesar al asesino, el padre le recomendó a su fiel que repitiera esas palabras ante la justicia, ya que en esos momentos se llevaba a cabo el juicio a un sospechoso, José Morales, por ese mismo asesinato. Sin embargo, tras hablar con el abogado de Morales, a la hora de ratificar sus dichos en el estrado, Fornes se mantuvo en silencio, al igual que el padre Towle, según cuenta el diario Clarín

Morales fue condenado a 15 años de cárcel por un crimen que no había cometido. También fue penado su amigo Rubén Montalvo, otro inocente.

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Ocho años después del juicio, el verdadero autor del crimen murió asesinado en una pelea callejera y el padre Towle mantuvo el silencio hasta fines de julio de 2001, cuando decidió ir a la justicia a contar que los dos condenados por el crimen de Rivera habían pasado injustamente 12 años en la cárcel.

“Naturalmente este proceso llevó mucho tiempo. No hay nada en mi vida con lo que yo sea más cuidadoso que con una confesión”, dijo Towle, declaración que fue avalada por la Justicia, aunque consideradas inadmisibles por los fiscales y los defensores de la familia de la víctima.

Lo que Towle argumentó fue que -después de mucho meditar- se había dado cuenta de que su conversación con el verdadero asesino no había sido una auténtica confesión, en el sentido sacramental que le da la Iglesia, sino una charla íntima, algo que fue apoyado por la arquidiócesis de Nueva York, aunque Towle admitió ante el juez que la charla con Fornes había finalizado con una absolució, cómo ocurre en las confesiones.

José Morales recuperó su libertad tras el testimonio del párroco y lo primero que hizo fue visitar a su hijo de 12 años, nacido unos meses después de que llegara a prisión. Para sorpresa de muchos, Morales sólo tuvo palabras de agradecimiento para el cura Towle.

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