Por LA GACETA
27 Julio 2016
Hay temas de la sociedad que son recurrentes. El tránsito, los accidentes, las colas y la burocracia, por ejemplo. Se los aborda periodísticamente con la idea de que la difusión contribuya a un cambio para bien, y con frecuencia la repetición de conductas lleva a una nueva etapa de silencio, hasta que una novedad, una situación incómoda, llamativa o enojosa le da vigencia al asunto y las expectativas de cambio se renuevan. Eso ocurre con nuestra nota central, dedicada al vandalismo, a partir de un informe que señala que los grafitis y los destrozos en plazas y parques causan un gasto de $ 35 millones al año. Luego vienen las preguntas: ¿Se trata de una cuestión cultural? ¿Es ineficiencia de las autoridades? ¿Qué hay que hacer? El tema va a dar que hablar y generará polvareda. Es de esperar que esta no se aplaque antes de vislumbrar un proceso de cambio.
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