Un mundo de malabares, acrobacia y equilibrio

Un mundo de malabares, acrobacia y equilibrio

Una veintena de jóvenes comenzó su preparación para aprender y capacitarse con las técnicas circenses.

EN LAS ALTURAS. La figura del “pajarito” es obligada en esta disciplina. EN LAS ALTURAS. La figura del “pajarito” es obligada en esta disciplina.
27 Julio 2016
Que el circo ya no es lo que era antes no sólo está determinado por la ausencia de animales. Hoy por hoy, las técnicas circenses preparan a los artistas para las más variadas destrezas y audacias, pero también para la reflexión sobre las estéticas en general. El circo en la actualidad establece un diálogo con la danza y con las artes escénicas, y como siempre, será un territorio donde se imponga más la técnica que la fuerza, recuerda Pablo Quiroga.

El Ente Cultural ha creado la primera Escuela de Circo, que funciona en el Complejo General Belgrano, de martes a viernes, de 9.45 a 12.15. “Estamos comenzando, pero esto va a ser importante. Es valioso que sea gratuito, que el Estado pueda mantener este proyecto”, le dice a LA GACETA su director, acompañado por los docentes Alejandro Cárega y Alexis Ayala.

Mientras unos chicos ensayan los saltos en un aro, otros hacen equilibrio con los monociclos; en las telas colgadas del techo, prueban acrobacia aérea, y unos metros más allá, un trapecio se ha instalado en el grueso tronco de un añoso eucalipto.

Fuera de estos núcleos de clases no podía faltar la canchita de fútbol, pero que nada tiene que ver con la Escuela de Circo.

Las expectativas no son las mismas: Carol Alurralde (26) es profesora de educación física pero quiere aprender estas técnicas. “Lo tomo como un perfeccionamiento, porque creo que también estamos haciendo danza. Para mí, el circo y la danza son arte”, le responde a LA GACETA. Las aspiraciones de Verónica Bravo (17) no llegan a tanto, y dice que concurre allí porque le gustan los deportes y aprender a hacer acrobacia en tela.

Diego Rodríguez (17) y Gabriel Mazza (19) llegan desde Las Talitas por una cuestión de gusto nomás: quieren aprender acrobacias y rendir en esas lides.

La escuela capacita en malabares, zancos, monociclos, acrobacia aérea, tela, trapecio, acrosport, entrenamiento físico y equilibrio. Y no tiene límites. “Cada uno sabe hasta dónde puede llegar. Hay jóvenes que podrán cumplir con algunos objetivos y otros no. Pero en esta escuela no le negamos el ingreso a nadie y sí trabajamos con la propia autocrítica. Es fundamental que cada uno se dé cuenta de sus posibilidades”, señala Quiroga.

El director, precisamente, fue uno de los primeros en esta provincia que se especializó en el arte circense (también creó el llamado circo social), a mediados de la década del 90, y junto a su hijo formó el emblemático grupo de La Trapacería. Todavía se recuerdan sus espectáculos cuando en las peatonales atraía con sus destrezas.

Entre figuras

La mayoría de los jóvenes son del interior, porque especialmente se invitó a esas localidades a participar. Más de una veintena de jóvenes concurre todos los días, pero hay otro grupo que lo hace un par de veces por razones de trabajo o estudio. “Estoy muy contento con todo esto. Ví que el Ente Cultural compró materiales nuevos, como las colchonetas, y más me entusiasmó esa decisión. Vamos a crecer, seguro”, confía Quiroga, mientras muestra las clavas de diferentes colores, los monociclos y los aros, mientras dice que en pocos días llegarán los zancos de madera y de aluminio.

“Más despacio, no tan rápido”, le aconseja un profesor a uno de los jóvenes que, por correr tanto, se pasa de saltar correctamente el aro y termina fuera de la colchoneta. Este grupo trabaja, al mismo tiempo, con el acrosport, técnica que combina la acrobacia y la coreografía. Mientras Leandro Imhoff (21) intenta con su compañera componer una definida figura piramidal, otro docente le advierte que “no debe pasarse” la línea recta que la cadera debe trazar con los brazos.

El trapecio es otro de los atractivos de esta escuela pero, como todos los demás juegos, tiene sus propias reglas tanto para treparse como para desplazarse y moverse en él. De cualquier manera, todos deben realizar los distintos trabajos que se proponen.

Es que finalmente se trata de una escuela, en la que debe cumplirse con todas las materias.

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