Unen ciencia con negocios y benefician a la comunidad

Unen ciencia con negocios y benefician a la comunidad

Untech, un proyecto gestado en la UNT para transferir un tratamiento de heridas crónicas llegó a la final de un concurso internacional.

OBJETIVO CLARO. El equipo de Untech, que se constituyó en el primer grupo latinoamericano que queda como finalista del premio Everis. GENTILEZA lefyBIfA OBJETIVO CLARO. El equipo de Untech, que se constituyó en el primer grupo latinoamericano que queda como finalista del premio Everis. GENTILEZA lefyBIfA
26 Julio 2016

Fundación everisestímulo al talento desde 2001  
Desde que fue creada, la Fundación Everis apoya y promueve el espíritu emprendedor. El premio Everis (60.000 euros en la edición 2016) respalda, con la comunidad académica y científica, la investigación en ámbitos susceptibles de mejora o desarrollo. Y busca que el talento se transforme en propuestas de valor para la sociedad.

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Fundación Everis

Estímulo al talento desde 2001

Desde que fue creada, la Fundación Everis apoya y promueve el espíritu emprendedor. El premio Everis (60.000 euros en la edición 2016) respalda, con la comunidad académica y científica, la investigación en ámbitos susceptibles de mejora o desarrollo. Y busca que el talento se transforme en propuestas de valor para la sociedad.

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Continúan ganando, y no sólo premios. Por sobre todo, siguen aprendiendo “cómo”: cómo pelear contra la burocracia; cómo patentar un descubrimiento; cómo, sin dejar de ser científicos, armar un plan de negocios; cómo diseñar una investigación que sea respuesta real a un problema concreto y local y, además, patentable. Y por si fuera poco, cómo enfrentar un jurado internacional y explicarle en siete minutos (y en inglés) en qué consiste, científica y empresarialmente, Untech.

Eso hicieron en Madrid Alberto Ramos Vernieri y Rubén Salim, como representantes del Laboratorio de Estudios Farmacéuticos y Biotecnología Farmacéutica (Lefybifa), de la UNT, inventores de una terapia personalizada para heridas crónicas. Compitieron con los defensores de otros 60 proyectos (algunos también argentinos) y después de esos siete minutos quedaron como finalistas del concurso Everis. Son los primeros latinoamericanos que logran eso en 11 ediciones del premio, y si ganan, en octubre, recibirán 60.000 euros para poner a funcionar Untech (UNT Technologies) como empresa.

El proyecto

Untech nació como modelo que permita verdadera transferencia de resultados de investigación a la comunidad. Fue el punto de partida de los “cómo” que van aprendiendo e implicó mucho esfuerzo, porque hablar de empresa o rentabilidad a muchos investigadores les suena a herejía. Y fue también el momento en que Salim, con gran experiencia como emprendedor, se sumó al equipo.

A fines del año pasado ganaron un concurso “extraño”; se llama Naves y es para emprendedores. Por primera vez se había galardonado un proyecto nacido en el sector científico. Este proponía un modelo que aunaba la investigación pública con actividades claves hechas desde Untech para asegurar que se transfieran a la sociedad tecnologías para tratar heridas crónicas (medicamento biotecnológico, software para procesar fotografías de heridas, kit genético y método infrarrojo para diagnóstico y pronóstico clínico, y equipo para la extracción de exudados).

“Es decir, para transformar descubrimientos en inventos; e inventos en productos en el mercado”, explica Ramos Vernieri. A partir de entonces, los acontecimientos se precipitaron.

Lo que pasó y lo que viene

Haber pasado a la final del concurso Everis ya fue una enorme ganancia: durante ocho días recibieron asesoramiento intensivo. Supieron, además, que en el extranjero confían a muerte en las capacidades de los científicos argentinos, pero no tanto en los resultados de sus investigaciones.

“Pasa que en Argentina no se gestiona calidad normativa: no se usan equipos calibrados con certificación, pocas veces se repiten los ensayos con procedimientos operativos estandarizados; la infraestructura de los laboratorios suele no estar certificada por organismos como la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), etcétera”, describe Salim, quien, reconoce, ha aprendido sobre ciencia lo que nunca hubiera imaginado.

“Se choca siempre con lo mismo: por falta de recursos o de control de buenas prácticas no se cumplen los requisitos legales para que un medicamento sea aprobado. Pero además los científicos suelen tener volcada su atención en cumplir exigencias evaluativas institucionales. En lo personal, me resisto a eso; prefiero usar la ciencia para servir a la sociedad y no usar la sociedad para servir a la ciencia”, añade Ramos Vernieri.

Por suerte, las nuevas generaciones de científicos se vuelcan a tareas que aseguren no solo la transferencia de conocimientos sino también la de las tecnologías que desarrollan. Resta que las instituciones actualicen sus sistemas de evaluación de desempeño para acompañarlos.

Camino arduo

“Debimos dedicarnos a un montón de actividades extracientíficas, como demostrar legalmente que el medicamento no es tóxico o alergógeno y que es terapéuticamente efectivo. El proceso para lograr al mismo tiempo validez científica y legal es muy complejo”, explica Ramos Vernieri, pero se entusiasma: han terminado la fase preclínica cumpliendo todas las normas de Anmat.

“Para poder registrar el medicamento debemos culminar fases clínicas I y II, pero no podemos hacerlo desde la investigación pública; por eso queremos crear Untech. La empresa se encargará de conseguir la inversión y realizar estas actividades. Esto aumentará nuestra capacidad de negociación para el sublicenciamiento a una compañía farmacéutica que se encargue de las fases III y IV y de lanzarlo al mercado.

“Cumplir con todas las normas es carísimo -acota Salim-. Ganar el premio sería una inmensa ayuda. Conseguir otros inversores, también”.

Solo para elaborar el medicamento cumpliendo con buenas prácticas de manufactura de biológicos obligatoriamente estériles de Anmat, además de las inversiones, faltan cumplir tres etapas: la producción del principio activo en laboratorio certificado (será el Proimi-UNT/Conicet); el control de calidad (estará a cargo del Laboratorio de Investigación y Servicio Analítico (LISA-Conicet) y del Instituto de Química-Física (UNT), y elaborar las formas farmacéuticas (gel, crema). “Sólo hay tres laboratorios en el país capaces de hacerlo según ‘todas las de la ley’, pero no están en Tucumán -informa Salim-, así que se contratará un transporte que se especializa en trasladar medicamentos siguiendo normativas de Anmat; también se hará cargo del transporte posterior hacia los hospitales”.

Recién entonces podrán empezar las fases clínicas cumpliendo la normativa de Anmat, quizás tercerizando el proceso en alguna empresa CRO (Clinical Research Organization). Falta mucho camino, pero todos los miembros de Untech están decididos a lograrlo.

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