Se despeja el horizonte político
Las nubes bajas del Bicentenario han comenzado a disiparse y, de a poco, permiten ver un poco más allá del camino por el que transita la dirigencia tucumana. Juan Manzur aceleró a fondo, pese a la escasa visibilidad, en su carrera por reconvertirse políticamente. Tan rápido avanza que ha logrado colar su vehículo en medio de la caravana macrista. Sin sonrojarse, el gobernador ha decidido profundizar su alineamiento con el Gobierno nacional con tal de sacarse el hoy estigma del haber sido kirchnerista.

Tiene en su favor la colaboración de la Casa Rosada, que entre pucheros y rezongos lo ha venido legitimando; y de la oposición local, que en pocos meses pasó de acusarlo de fraude electoral y de corrupción a quedarse en silencio y compartir comilonas con el poder en salones y hoteles cinco estrellas. “Manzur, surgido del fraude en Tucumán es un aliado cercano del presidente: la corrupción kirchnerista cooptada por la corrupción macrista”, describió hace un par de días en Twitter el diputado nacional de izquierda, Néstor Pitrola.

Al senador José Alperovich le está costando un poco más despegarse de su pasado, porque los fantasmas se han empecinado en no dejarlo dormir. Cuando quiso desligarse del kirchnerismo, los llamados del detenido José López lo retuvieron. Cada noticia que surge de la causa abierta contra el ex secretario de Obras Públicas tiene, en algún párrafo, escrito el nombre de Tucumán. Y eso mantiene en vilo a buena parte de la dirigencia que gobernó la provincia en los últimos 12 años.

Es el caso de los intendentes más cercanos al hombre que arrojó bolsos con dólares en un convento. Tres de esos ex jefes municipales lopecistas hoy son legisladores: Julio Silman (Alderetes), Luis Morghenstein (Las Talitas) y Osvaldo Morelli (Concepción). Y sus ciudades aparecen en el listado de más beneficiadas dentro del plan de obras Más Cerca que digitó el propio López y por el cual, según sospecha la senadora radical Silvia Elías de Pérez, hay números que no cierran y obras que habrían sido pagadas y no terminadas.

A partir de un informe de la Jefatura de Gabinete de la Nación, la oficialista concluye que hay $ 21 millones que fueron acreditados en la cuenta N° 136369/2 del Banco Tucumán, pero que no tuvieron asignación en ninguna obra. Según los datos aportados por Marcos Peña, el Enohsa y las subsecretarías de Vivienda y de Recursos Hídricos transfirieron a Tucumán $ 867 millones, y en esa cuenta -entre marzo de 2013 y junio de 2015- habrían sido depositados casi $ 888 millones.

En muchos casos, según ese borrador, hubo transferencias de fondos desde el área de López por montos mayores que los certificados de obra emitidos. Esta pesquisa en la que se ha zambullido la senadora reavivó su interna con los aliados peronistas de Cambiemos. Puntualmente, con el sector del intendente Germán Alfaro y del hoy secretario de Vivienda de la Nación, Domingo Amaya. Ocurre que ya en 2014 Elías de Pérez había denunciado que, sólo en San Miguel de Tucumán (gobernada en ese entonces por Amaya y por Alfaro) había un faltante de $ 20 millones por la primera etapa del Más Cerca. Quizá en este contexto se inscriban las críticas del legislador alfarista Alfredo Toscano de este fin de semana. En el programa Detonados, que se emite por Radio Sports los sábados, el ladero de Alfaro acusó a la radical de ser una novata en la política: “tiene poco tiempo de militancia y tuvo muchos cargos”.

También se acomodan

El intendente Alfaro es otro de los que se ha reconvertido políticamente. Pasó en pocas semanas de las críticas desaforadas a una rueda de mimos con el actual gobernador. Detrás del humo de los festejos patrios, según cuentan en la Casa de Gobierno, hay una negociación muy avanzada para que la Provincia y el municipio acuerden y concilien los números que uno y otro barajan como deuda. Manzur estaría dispuesto a hacer algo que Alperovich nunca quiso: dar a la Capital un trato similar al que la Nación le otorgó a las provincias al refinanciar los pasivos. ¿Será un primer paso para armarse políticamente?

Ni siquiera en vacaciones descansa el vicegobernador, Osvaldo Jaldo. El tranqueño partió una semana tras los flashes del Bicentenario, pero durante su ausencia su nombre sobrevoló por la interna en el oficialismo. Es que repentinamente, el intendente radical Sebastián Salazar arremetió contra uno de los barones del interior, Luis Espeche, al perseguir por no trabajar a la esposa y a la hija de su antecesor. Todo hubiese quedado en una disputa vecinal si no hubiese sido porque el primer legislador en hablar del caso fue el también radical Ariel García. El vice segundo de la Cámara tiene diálogo fluido con Jaldo y, casualmente, metió de la solapa en la pelea al ministro del Interior, Miguel Acevedo. “Esa cartera no puede ser una guarida de ex intendentes. Y ahora se pretende el traslado de ‘ñoquis’ a ese ministerio, que conduce el alperovichismo residual”, soltó García. Sugestivamente, Jaldo y Acevedo vienen desde hace meses disputándose intendentes y comisionados rurales. El vicegobernador, incluso, le frenó un proyecto de ley que le otorgaba más facultades a su sucesor en el Ministerio; y Acevedo le respondió con más presencia territorial en el Este. Justamente, la sección en la que se desató la pulseada. Espeche nunca fue del rinón de Jaldo, y el hoy vicegobernador teme que su ascendencia en el manejo del Interior corra riesgo con el demasiado tiempo libre que tiene el ex senador Sergio Mansilla. No en vano, cuando García habla de “alperovichismo residual” se refiere a que el ex gobernador tiene cooptado ese ministerio: por allí canaliza las “soluciones” que brinda a los vecinos que visita.

Ya sin la bruma que dejaron los fuegos artificiales del 9 de Julio, los movimientos políticos comienzan a notarse con mayor claridad. Algunos avanzan más rápido que otros, pero todos buscan subsistir para llegar con vida al aún incierto 2019.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios