No es tiempo de sobreactuar el amor por las energías renovables

No es tiempo de sobreactuar el amor por las energías renovables

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24 Julio 2016

Eduardo Porter / The New York Times

¿Ya está descarrillando el esfuerzo global por combatir el cambio climático, acordado a duras penas en París hace siete meses?

Alemania, defensor europeo de la energía renovable, está dando pasos atrás, porque eliminó un subsidio para la generación de energía solar y eólica. Además, de acuerdo con un informe filtrado por el Ministerio de Ambiente, es posible que siga apostando a la quema de carbón (que representa el 40% de su electricidad). El gobierno de Angela Merkel pagaría miles de millones de dólares para mantener los generadores de carbón, a fin de suministrar energía de emergencia cuando el viento no sople o el sol no brille.

En tanto, el uso de energías renovables provoca problemas más allá de Alemania, desde Australia a California. En el sur de Australia, por ejemplo, el viento abastece más de un cuarto de la electricidad de la región. Pero los precios aumentan cuando el viento no sopla en plenitud. Eso obligó al Gobierno a pedirle a la empresa de electricidad Engie que reactivara su planta alimentada con gas. Esa fábrica había sido cerrada.

Pero, en lo que puede ser el suceso más inquietante en el combate en contra del cambio climático, las energías renovables están contribuyendo a llevar a la bancarrota a la energía nuclear, la principal fuente de electricidad cero carbono en Estados Unidos.

Ese país y, en efecto, el mundo, harían bien en reconsiderar las promesas y limitar su obsesión con la energía renovable.

Callejones, ¿con salida?

“El tema es, ¿cómo descarbonizamos el sector de electricidad, al tiempo que mantenemos las luces encendidas, a bajo costo y evitando consecuencias no deseadas que pudieran hacer que las emisiones aumentaran?” pregunta Jan Mazurek, director de la campaña de energía limpia en el grupo de activismo ambiental ClimateWorks. Afrontar esos desafíos requerirá de un enfoque sutil.

Un análisis de Bloomberg New Energy Finance, distribuido no muy ampliamente hace dos semanas, estimó que los reactores nucleares que producen el 56% de la energía nuclear de Estados Unidos no serán lucrativos de aquí hasta 2020. Si todos fueran a desaparecer y los reemplazaran con generadores a gas, se emitirían a la atmósfera otras 200 millones de toneladas de bióxido de carbono cada año.

El problema es que la energía nuclear no puede competir con el gas natural, mucho más barato. La mayoría de los reactores del país está perdiendo entre 5 y 15 dólares por megavatio-hora.

Sin embargo, la suerte de la energía nuclear no está siendo dictada solamente por los mercados. Legisladores enfocados en impulsar fuentes renovables por encima de todo lo demás -subsidiando copiosamente proyectos solares y eólicos, y fijando objetivos legales para generación de energía a partir de fuentes renovables- están contribuyendo activamente al cierre de la industria. La energía nuclear, rechazada además por la gente, está siendo dejada de lado.

Como escribió Will Boisvert en un análisis para Progreso Ambiental, organización que promueve la energía nuclear, los pesares de la industria pueden ser remediados mediante subsidios sustancialmente menores que aquellos otorgados a fuentes renovables. El crédito fiscal de producción para granjas eólicas, por ejemplo, vale 23 dólares por megavatio-hora. Es mucho más que lo que necesitan los generadores nucleares para salir a mano.

Cuestión de horarios

California, donde se prevé que los generadores recibirán la mitad de su electricidad de fuentes renovables en 2030, ofrece una muy buena ilustración del problema. Se llama la “curva del pato”. Muestra lo que sumarle fuentes renovables a la red de electricidad provoca a la demanda de otras fuentes de energía. Y efectivamente, parece un pato.

A medida que se va alimentando con energía solar a la red, se desplazan las alternativas. Un vatio extra de sol no cuesta nada. Sin embargo, el sol no brilla parejo de manera constante. Cerca del mediodía, cuando luce a pleno, habrá poca necesidad de energía de reactores nucleares, o incluso de gas o carbón. A las 19, cuando la gente llega a casa del trabajo y enciende sus aparatos, el sol está escondiéndose. Entonces será indispensable acrecentar fuentes alternativas. El problema es que reactores nucleares, e incluso generadores a gas -y carbón- no pueden cambiarse de manera intermitente y barata.

Combinar es la clave

¿Cómo se desarrolla una estrategia renovable en el futuro? Obtener más energía de renovables a las 19 significará construir una capacidad excedente al mediodía. De hecho, se requerirá de toda la energía de renovables hasta varias veces la demanda durante la mitad del día y mantenerla apagada buena parte del tiempo.

Las fluctuaciones diarias no son el final de todo. La energía eólica y la luz solar también cambian con las temporadas. Es más, el cambio climático probablemente cambie su energía y estacionalidad en formas imprevistas. Considerando lo caras que pueden ser las granjas eólicas y solares, puede considerarse combinarlas en un sistema con las fuentes tradicionales, sin mantenerlas prendidas todo el tiempo.

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