“Las redes sociales favorecen a quienes no están en el poder”

“Las redes sociales favorecen a quienes no están en el poder”

El politólogo Ernesto Calvo dice que la muerte del fiscal Alberto Nisman funcionó como el disparador de la campaña electoral de 2015

OBSERVADOR DE TWITTER. Ernesto Calvo el jueves, en el hotel Hilton.  OBSERVADOR DE TWITTER. Ernesto Calvo el jueves, en el hotel Hilton.
23 Julio 2016
Las redes sociales reproducen las desigualdades, pero también dan cabida a actores que antes estaban excluidos de la discusión política. Los efectos son imprevisibles; los roles, intercambiables. Twitter, Facebook y Snapchat no rinden igual para el Gobierno que para la oposición.

“Diría que las redes sociales favorecen a quienes no están en el poder”, explica Ernesto Calvo, autor de “Anatomía política de Twitter en Argentina. #TuiteandoNisman” y uno de los panelistas de “Encuentro de las Américas: escenarios y perspectivas de los bicentenarios americanas”. En un recreo de esta reunión de politólogos que concluyó el jueves, Calvo afirma que la muerte del fiscal Alberto Nisman marcó el comienzo de la campaña electoral que terminó con la victoria de Cambiemos. El académico expresa que este hecho generó una virulencia inédita en las redes sociales y que ese tono agresivo se mantuvo hasta el balotaje a partir de otros episodios. Entre ellos, las elecciones de Tucumán.

-¿Las redes sociales son ya el canal favorito de la política?

-En verdad hay mucha integración entre los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales: estas ocupan cada vez más espacio en la política, pero sin desplazar a aquellos. Cuando uno ve qué es lo que se publica en Twitter, Facebook y Snapchat, la información validada y verificada por la prensa circula con mayor fluidez que la que produce un usuario particular. Las redes sociales interceptan la polémica porque los políticos las usan para comunicarse. Pero reproducen las mismas desigualdades que vemos en la realidad.

-¿En qué sentido?

-Los políticos con gran poder y capacidad para influir en la agenda de los medios tradicionales son los que consiguen la máxima difusión en Twitter. Es gigantesca la desigualdad entre los grandes y los pequeños operadores de las redes sociales. Por supuesto que aparecen jugadores nuevos, pero la producción de información y el manejo de la conversación en las distintas plataformas sigue en forma dominante en manos de la prensa, por lo menos en Argentina, Brasil, Estados Unidos y Reino Unido.

-¿Por qué tomó la etiqueta #TuiteandoNisman como un punto de partida para el análisis?

-Nisman fue un momento: cuando falleció, la sociedad argentina se dio cuenta de que las redes sociales estaban golpeando en la política y empezaban a tener un rol que iba más allá de la transmisión de información. Antes de Nisman había habido movimientos, crisis y conflictos, pero estos nunca lograron el nivel de virulencia que alcanzó el asunto de la muerte del fiscal. El caso “Nisman” fue como la hoguera de las vanidades: un buen argumento para analizar cómo estaba hablando la sociedad argentina. En Brasil estamos observando las reacciones respecto de Dilma (Rousseff); en Reino Unido vemos el “Brexit” y en Argentina miramos el “tarifazo”. Twitter es una ventana privilegiada para la observación del comportamiento de los políticos: ¿quiénes se citan? ¿Quiénes se retuitean? ¿Cómo se atacan? Es un espacio sin filtro y muy agresivo.

-¿Qué conclusión se desprende de los tuits sobre Nisman?

-Es el gran disparador de la campaña electoral. Los hechos suceden en el momento justo para que la oposición pueda utilizarlos. Después aparecen #LaMorsa que implica a Aníbal Fernández, las inundaciones en la provincia de Buenos Aires que implican a Daniel Scioli, el debate... Cada uno de esos hitos tuvo una narrativa en la oposición y otra en el Gobierno. ¿Fueron estrategias exitosas? Es muy difícil medirlo. Las peleas de las redes sociales quedan muy encerradas en los respectivos bandos: el discurso va siempre al coro. Se hablan los que piensan igual y muy raramente la información alcanza a partidarios rivales.

-¿Se equivocan los que creen que hay verdad en las redes sociales?

-Se busca la persuasión y demostrar que se tiene la razón. Hay crítica, agresividad, sorna, pero los usuarios tuitean desde su verdad. Esto quiere decir que difunden sus opiniones y creencias según sus convicciones. También participan los militantes con identidades falsas o usuarios rentados, pero las redes sociales son masivas.

-¿Qué lugar ocuparon las elecciones de Tucumán y la denuncia de fraude en las redes sociales?

-Fue un tema con un impacto similar al de Nisman y al de las inundaciones, que la oposición usó en forma intensa para exponer la fragilidad del sistema electoral y dejar al Gobierno como una entidad abusiva. Todo esto fue capitalizado políticamente. El Gobierno, por su parte, trató de evitar la nacionalización y de circunscribir el problema a unas pocas urnas. Y sin embargo diría que es muy difícil controlar las redes sociales cuando uno está en el Gobierno. En general, así como la oposición tuvo más capacidad para actuar en las redes sociales durante la campaña, ahora se está viendo la situación opuesta. El Gobierno actual recibe los golpes del tarifazo, de los globos, de los bailes de Macri. Las redes sociales favorecen a quienes no están en el poder en la medida en que les da la posibilidad de atacar, polemizar e instalar temas.

-La muerte de Nisman sigue siendo un misterio, y en Tucumán gobiernan quienes habían ganado las elecciones cuestionadas y el sistema electoral continúa igual. ¿Las redes canalizan la opinión pero no cambian la realidad?

-Es cierto. Las redes sociales permiten llegar más lejos más rápidamente y presionar, pero en el fondo es otra herramienta como la protesta o los piquetes.

-Parece que la inmediatez y la velocidad también entrañan el riego de la banalización.

-La gente produce huellas políticas, información y tendencias que no son triviales. Cuando 10.000 usuarios se vuelcan a opinar sobre una cuestión generan datos que los políticos están empezando a tomar cada vez con mayor seriedad, más allá de que hay mucho espacio para el bullyng y que a veces este ámbito se asemeja a una secundaria a gran escala.

-Se dice que la transparencia hoy es sobre todo promovida por las redes sociales. ¿Es así?

-Sí. Los políticos sobrereaccionan permanentemente. Incluso aquellas cosas en principio pequeñas pueden ser utilizadas para hacer política. Siempre habrá un dirigente atento a ellas. La percepción de la indignación es mucho más directa: de pronto los mensajes agresivos o críticos se leen o se reciben sin filtros.

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