Un experto advierte que la desigualdad retrocede menos que en la década pasada

Un experto advierte que la desigualdad retrocede menos que en la década pasada

“La respuesta más sincera sobre qué pasara con la inequidad es ‘no sé’”, dijo el economista Leonardo Gasparini en el “Encuentro de las Américas: escenarios y perspectivas de los bicentenarios americanas”. La desaparición del “viento de cola”, entre los factores que alimentan la incertidumbre

EL PANEL SOBRE DESIGUALDAD. Leonardo Gasparini expone este jueves en presencia de Sebastián Etchemendy, Gabriel Kessler y Nathalie Gerbasi. la gaceta / fotos de irene benito EL PANEL SOBRE DESIGUALDAD. Leonardo Gasparini expone este jueves en presencia de Sebastián Etchemendy, Gabriel Kessler y Nathalie Gerbasi. la gaceta / fotos de irene benito
23 Julio 2016
La desigualdad se ha convertido en una especie de definición de América Latina. “Es un tema histórico, que no se sabe si será crónico”, resumió Nathalie Gerbasi, funcionaria de la Corporación Andina de Fomento-Banco de Desarrollo de América Latina y coordinadora del panel específico en el “Encuentro de las Américas: escenarios y perspectivas de los bicentenarios americanas”. Previamente el economista argentino Leonardo Gasparini había dado su respuesta más sincera para el futuro de la inequidad: “no sé”.

“La brecha no aumenta como en los años 80 y 90, pero tampoco cae como en la primera década del siglo XXI. ¿Por qué? Por el agotamiento del efecto rebote de la recuperación de las grandes crisis; porque las condiciones externas ya no son tan favorables, y por la desaceleración de las políticas sociales y laborales”, explicó Gasparini (Universidad Nacional de la Plata) este jueves en “El Estado y los desafíos de la inequidad social”, mesa panel en la que participaron Gabriel Kessler (Conicet) y Sebastián Etchemendy (Universidad Torcuato Di Tella).

El doctor en Economía de Princeton (Estados Unidos) comentó que el siglo XX se despidió con niveles crecientes de desigualdad en América Latina (aunque se trata de un fenómeno complejo, el análisis de Gasparini se funda en la variable del ingreso). “En los 2000 se redujo, aunque ni por asomo hablamos de sociedades igualitarias. Frente a esta caída, algunos se preguntaron si estábamos frente a una fractura de la historia. Hoy no está tan claro”, insistió.

Gasparini manifestó que las grandes crisis generan una pobreza que baja cuando pasa el temporal. “De ahí viene el efecto ‘rebote’. Esto sucedió en Argentina en 1989 y en 2001, pero también en Uruguay, Paraguay, Colombia y República Dominicana”, añadió. Y observó que en general hubo una expansión de la protección social como consecuencia de las mayores demandas redistributivas y del impacto de la tecnología: “los programas de transferencia de ingresos empiezan en 1995. Para 2010, todos los países de América Latina los tenían. Estos mecanismos impactaron en forma significativa, aunque no enorme, sobre la desigualdad”. También puso énfasis en la cuestión demográfica: según su criterio, los pobres del siglo XXI tienen menos hijos que antes y esto asimismo contribuyó a reducir la brecha.

Origen de rebeliones

La ponencia de Gasparini en el teatro del hotel Hilton Garden Inn incluyó un repaso por la historia del fenómeno. El mecanismo por excelencia para medir la desigualdad en función del ingreso, el Coeficiente de Gini, sitúa a los países latinoamericanos entre los más inequitativos del mundo. El mejor posicionado es Uruguay, aunque tampoco llegue a ubicarse en la mitad de la tabla. “Algunos opinan que esta situación viene desde la época de la colonia”, acotó el catedrático.

Se trata de uno de los fenómenos más persistentes. “Cuando es percibido como injusto y excesivo, provoca rebeliones. Muchas revoluciones se explican a partir de grandes desigualdades, como los procesos revolucionarios de la independencia americana. Las nuevas naciones constituidas a partir de la emancipación tuvieron aciertos, pero no lograron ir hacia sociedades igualitarias e inclusivas”, reflexionó.

Adiós al “viento de cola”

Hacia el futuro Gasparini entrevé factores para el optimismo y para el pesimismo. Entre las cuestiones que producen interrogante está la desaparición del “viento de cola”, nombre coloquial para el período de bonanza ligado a los precios altos de las materias primas latinoamericanas. “Ese contexto ya no es tal. Por otro lado se observa un cambio tecnológico que puede profundizar la diferencia de ingresos y dificultades para expandir las políticas sociales”, opinó.

Entre los factores para el optimismo constan cierto aprendizaje de las ventajas de la prudencia fiscal y macroeconómica (cuestiones que disminuyen los riesgos de crisis como la de 2001), y la permanencia de la agenda redistributiva. “No hablamos de políticas enormemente ambiciosas, pero sí de que han podido mantenerse en el tiempo”, matizó el orador. La lucha contra la desigualdad también puede verse beneficiada, según Gasparini, por la incidencia de tecnologías que permiten afinar la medición del fenómeno; por el intercambio de información; por la cooperación internacional, y por la consolidación de los sistemas de protección social.

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