La primera vez
La primera vez
No se miraron a la cara. Muchos tenían delante la nuca de su compañero de cruzada. Al frente estaba el jefe. No hubo diálogo. Hubo mensaje. No era un lunes más. Se trataba del primer día hábil después de los festejos del Bicentenario. La celebración patria ya se había convertido en hito. ¿De qué?

El diccionario explica que un hito es, entre otras cosas, “un mojón o poste de piedra, por lo común labrada, que sirve para indicar la dirección o la distancia en los caminos”. Indudablemente, la reunión del lunes sirvió para eso. Fue un límite. El Bicentenario ya terminó. Se trabajó para eso. El objetivo era estar todos unidos con un fin complicado como era celebrar sin tapujos, sin rencores, sin prejuicios. Tenían la sensación de misión cumplida. Todos esperaron un balance. Algunos de los asistentes imaginaron un “cómo nos fue”. Juan Manzur prefirió un “cómo nos irá”.

Las escena es una bisagra. Una misión ya está cumplida, ahora asoma otra en el horizonte. El mandatario dejó en claro que lo que se viene no es el mejor de los mundos. Fue explícito cuando precisó que llegaron tiempos de cuidar el dinero y de estar atentos a las necesidades sociales. El mensaje fue contundente y sencillo. También utilizó el encuentro para dar un metamensaje. Por eso la reunión de gabinete fue en la Casa de Gobierno, no en un domicilio particular y ninguno estaba en calzoncillos.

No hubo intercambios. Hubo más oyentes que interlocutores. Tal vez porque el madrugón tomó a algunos con un poco de modorra. No obstante, a medida que fueron dejando la sala cada uno de los funcionarios se retiró con la convicción de que el gobernador los mirará más de cerca.

Salud y Desarrollo Social van a ser arietes fundamentales. La recesión en la que se ve inmerso el país empieza a mostrar necesidades insatisfechas en las que el Estado no puede mirar para otro lado.

En la primera reunión se auguró que la segunda parte de la gestión provincial será muy complicada. La algarabía por el pueblo en la calle le ha dado emoción e impulso al titular del Poder Ejecutivo; ahora viene el desafío de la gestión. No hay un objetivo a largo plazo como fue el Bicentenario. Hay un día a día, lo cual es mucho más complicado aún.

Globo de ensayo

Manzur sabe además que los mimos del Gobierno nacional serán más caros, más esporádicos y más contrastantes.

El macrismo, en tanto, ha salido de su discurso institucional. En la primera vez que afrontó la revisión tarifaria del gas no ha habido un problema de comunicación. Tampoco ha habido una bomba sorpresa que le dejó la anterior gestión. Tampoco pudo haber habido una equivocación. Sería muy peligroso si alguna de estas variables existieron y no supieron resolverlas. Hablaría de la impericia del Gobierno. Por lo tanto, queda la sensación de que se apostó a que si pasaba semejante incremento le resultaba auspicioso tanto al Poder Ejecutivo Nacional como al sector empresario. La tarifa del gas fue un globo de ensayo que se les reventó en la mano por actuar con imprudencia.

Le pincharon el globo

El monumento del Bicentenario fue una idea que terminó concretándose. Tuvo críticas de las buenas y de las prejuiciosas. Fue testigo de una sana pelea discursiva entre Germán Alfaro, Manzur y Alfonso Prat- Gay. También fue la antesala del fervor popular, de la pasión y del patriotismo de ciudadanos que estuvieron dispuestos a hacer del Bicentenario una fiesta. Y, finalmente en su primer día de vida al aire libre, el monumento dio el diagnóstico que nadie quería oír: la sociedad tiene graves síntomas de descomposición. No ha podido cuidar ni el lugar que les permitió abrazarse. Lo rompieron. El Bicentenario fue llamado para ser un punto de partida y su monumento simplemente fue la ratificación de que hay quienes no están dispuestos a soñar el futuro.

Será por eso que Manzur en su primera reunión de gabinete además de sentarse en la caja sumó a un hombre experto en seguridad.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios