Patrimonio glorioso de nuestra provincia

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La Declaración de la Independencia es una etapa de un proceso aún mayor.

CASA HISTÓRICA. ARCHIVO CASA HISTÓRICA. ARCHIVO
10 Julio 2016
La Declaración de la Independencia es una etapa dentro de un proceso muy largo, cuyos comienzos deben ser rastreados en el pensamiento político europeo del siglo XVIII. Durante el siglo XIX la idea independista cobró impulso en las colonias hispanoamericanas manifestándose en el Alto Perú, Paraguay, Uruguay y actual Argentina, y fue expuesto, aunque tímidamente, por algunos protagonistas de la Revolución de Mayo.

Había un deseo generalizado de liberarse del gobierno español, de ser una nación independiente, lo que conllevaba el problema de bajo cuál sistema político se la organizaría; por eso -repito- se desencadenó un proceso que duraría varios años. Durante ellos se celebró el Congreso de Los Pueblos Libres o Congreso de Oriente, convocado por Gervasio de Artigas, en Concepción del Uruguay, el 29 de junio de 1815.

Una corriente histórica sostiene que en ese Congreso se declaró la Independencia no sólo de España sino también de toda otra dominación extranjera… razón por la cual esa fecha sería la de la declaración de la Independencia de nuestro país.

No existen actas de dicho Congreso; sin embargo, del estudio de fuentes bibliográficas y documentales realizado por la Academia Nacional de la Historia, se concluye que tales afirmaciones “no se encuentran respaldadas por documentos históricos explícitos”. Que en “ellos no hay ninguna mención concreta de semejante propósito o declaración de la Independencia. La única gestión que aparece allí documentada es el envío de una misión a Buenos Aires, para celebrar la paz…”

Por lo tanto, el Congreso de los Pueblos Libres debe ser considerado sólo como un suceso más del proceso independista. La efectiva Declaración de la Independencia se concretó en San Miguel de Tucumán que, en un momento histórico crítico, signado por la desunión de las llamadas Provincias Unidas y por la amenaza de una invasión armada proveniente de España, brindó el ambiente propicio a la celebración del histórico Congreso de 1816.

Lo brindaba por el prestigio ganado con el triunfo del 24 de septiembre de 1812, decisivo para la independencia argentina y sudamericana. Por ser asiento del Ejército del Norte y baluarte de contención del avance realista desde el Alto Perú. Por su posición en el centro geopolítico del país. Por haber sido erigida como Provincia del Tucumán en 1814. Por el espíritu cívico de su población que se manifestó desde la ayuda militar dada a Buenos Aires ante las Invasiones Inglesas. Por la acción e influencia moral de uno de los próceres tucumanos más ilustres: el coronel Bernabé Araóz.

© LA GACETA

Teresa Piossek Prebisch - Presidenta de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán.

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