Dio un salto al futuro

Dio un salto al futuro

Del Potro venció al número cinco del mundo y hoy enfrentará al francés Lucas Pouille

RECONOCIMIENTO. No sólo el público reconoció el esfuerzo, su rival también dijo que mereció ganar porque buscó la victoria. Reuters RECONOCIMIENTO. No sólo el público reconoció el esfuerzo, su rival también dijo que mereció ganar porque buscó la victoria. Reuters
02 Julio 2016
Casi adivinando el futuro, el propio Stanislas Wawrinka lo había advertido, apenas conocido el sorteo de Wimbledon. El eventual choque de segunda ronda contra Juan Martín Del Potro le sonaba traicionero. “Es peligroso. Siempre”, dijo el número cinco del mundo. ¿Habrá imaginado tanto? ¿Tanto como para perder? ¿Tanto como para no llegar al quinto set?

La victoria del tandilense sobre el suizo por 3-6, 6-3, 7-6 (7-2) y 6-3 no es un paso hacia adelante. Es más. Mucho más. Es un salto. Un salto al futuro y, al mismo tiempo, al vacío, su vacío, repleto de lesiones, cirugías, polémicas, incertidumbre.

“Me tiemblan las manos, estoy vivo”, le exclamó al mundo inmediatamente después de un festejo sereno, que tuvo en la amplitud de su sonrisa el detalle saliente. Instantes antes, había exhibido una pasmosa tranquilidad para asegurar, al ritmo de su servicio, una victoria inolvidable.

Nadie puede estar en su cabeza pero es sencillo percibir que en su corazón, el 1 de julio de 2016 estará siempre entre los días más felices de su vida.

Un lejano triunfo frente a Rafael Nadal en el Masters 1000 de Shanghái, en 2013, es el antecedente de su última victoria sobre un top-5. Sería un error detenerse en éste u otro detalle estadístico, o creer que Juan Martín está definitivamente de vuelta, en pleno uso de sus facultades tenísticas. Pero también sería un error, y tal vez más marcado, no considerar esta posibilidad.

El horizonte inmediato pone hoy a Lucas Pouille por delante: joven francés, buen jugador en ascenso, aunque alejado de la jerarquía de Wawrinka. Y entonces ¿por qué no? Vale entusiasmarse, soñar, e imaginar un andar estirado en este Wimbledon 2016. Para esto será imprescindible recuperar lo que en algún momento de su vida fue una sana costumbre: jugar en días seguidos y, de las numerosas consecuencias de una gran victoria, tomar solo las vinculadas con el siguiente partido.

“Siento como si fuera mi segunda o tercera carrera”, soltó, emocionado. No es para menos. Ojalá en Londres, haya empezado la última. Y ojalá, también, sea tan exitosa como la primera.

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