Las semillas de la represión

ENSAYO

ORÍGENES IDEOLÓGICOS DE LA “GUERRA SUCIA”

FEDERICO FINCHELSTEIN

(Sudamericana - Buenos Aires)

Este libro aborda la paulatina instalación del fascismo en el panorama sociopolítico argentino, hasta terminar por constituirse en componente ideológico impulsor de la denominada guerra sucia desatada en el país a comienzos de los 70. Adquirió mayor virulencia a partir de marzo de 1976, con la asunción de Jorge Rafael Videla, y se prolongó hasta el advenimiento de la democracia, en 1983.

Pero el historiador y ensayista Federico Finchelstein (Buenos Aires, 1975; catedrático en los Estados Unidos y colaborador de publicaciones nacionales y extranjeras) remonta el origen del fascismo a épocas fundacionales, en las que surgió la dicotomía entre federales y unitarios, mientras alcanzaba importante papel protagónico el caudillaje provinciano.

Con vigoroso aporte documental, analiza el influyente posicionamiento de figuras como Rosas, Urquiza, Avellaneda, Roca, Sarmiento o Mitre, entre otros, y analiza la significativa derivación que tuvo el golpe de Estado encabezado por José F. Uriburu, del que participó Juan D. Perón, años más tarde presidente de la Nación y líder de uno de los movimientos de masas de mayor trayectoria en América latina. Pone de relieve la sostenida centralidad política de Perón y no duda en señalar la marcada tendencia fascista con que ejerció el poder. Una imitación de la modalidad de dominio que instauró Mussolini, aunque en una versión “mixturada”, al unir el autoritarismo con la democracia y compensar su impetuoso estilo personalista con la instrumentación, en lo social, de programas reivindicativos.

Desde el seguimiento de las acciones llevadas a cabo por la organización Tacuara de jóvenes de derecha, hasta la irrupción de la guerrilla y la violenta represión que desplegaron la Triple A y el Ejército bajo la dictadura de Videla, se generó el convulsionante escenario del terrorismo de Estado, según planificación extremosa de un gobierno de facto que se ajustó a criterios movilizadores de los aludidos hechos históricos cuyo conjunto Finchelstein define como “fascismo cristianizado”.

© LA GACETA
WILLY G. BOUILLON