El vandalismo, tras los festejos en la plaza

El vandalismo, tras los festejos en la plaza

Realizar un acto festivo por algo que lo merece; mostrar o sentir alegría o agrado por algo. Celebrar es, sin duda, una de las acciones más placenteras del ser humano. Muchas veces los triunfos deportivos suelen generar una euforia inusitada en la gente que se autoconvoca en las plazas principales de las ciudades para exteriorizar su alborozo. Banderas, cánticos, cohetes, chanzas, baile, otorgan color a la fiesta. Pero a veces aparecen inadaptados que empañan el acontecimiento.

El domingo, una buena parte de los tucumanos festejó el ansiado y merecido ascenso de San Martín a la B Nacional. Miles de simpatizantes se constituyeron en la plaza Independencia. Casi al final de los festejos, un grupo de hinchas provocó desmanes y se enfrentó con la Policía. Estos se ubicaron en la esquina de 25 de Mayo y 24 de Septiembre, intentaron robar en La Pizzada y apedrearon sus ventanales. Las fuerzas de seguridad los reprimieron y estos se dispersaron. Uno de los grupos huyó por la calle 9 de Julio. En la primera cuadra, según observó el cronista de nuestro diario, desvalijaron un drugstore, rompieron la puerta de una empresa de servicios sociales, destruyeron la vidriera de una boutique e irrumpieron en un restaurante. Antes de llegar a Crisóstomo Álvarez, quedaron tirados en la vereda dos maniquíes destruidos, con algunas prendas de vestir de muestra a medio quitar. En un primer momento, la Policía informó que había detenido a alrededor de 20 personas y los heridos habían sido trasladados al hospital Padilla. Luego se supo por el fiscal que se ocupa del caso que fueron cinco los hinchas del “Santo” los arrestados.

“Nadie se imaginó que podría pasar esto. No le veo el sentido a que se festeje rompiendo y delinquiendo. Obviamente, no fueron todos los hinchas, pero los que lo hicieron aprovecharon el momento”, dijo uno de los comerciantes afectados. “No nos robaron nada, fueron daños, nada más. Está todo destruido. Te da bronca e impotencia porque nosotros nos levantamos todas las mañanas a trabajar y aparecen estos inadaptados; no digo que todos lo sean. Es un bajón empezar la semana así. Por cómo están las cosas, sumarle algo más es muy difícil”, dijo otro.

Tal vez estos bochornosos incidentes se podrían haber evitado. Era sabido que si el equipo de los “Cirujas” ganaba y ascendía de categoría, la plaza Independencia iba a ser copada por sus simpatizantes. Previendo que podrían producirse incidentes, las fuerzas del orden deberían haber diseñado un operativo de seguridad riguroso para evitar estos excesos y proteger no solo la integridad física de los presentes, sino también los comercios.

Se dirá que no son hinchas, que estos vándalos son delincuentes disfrazados de simpatizantes, sin embargo, parecieran ser los mismos que ocasionan tumultos con frecuencia en los estadios o en sus inmediaciones. Si los detenidos son liberados, ¿quién se responsabilizará del daño que sufrieron los comerciantes? ¿El Gobierno? ¿La Policía? ¿El club? ¿La desgracia? ¿El destino? ¿La injusticia? ¿Nadie?

Con frecuencia, estos hechos suelen quedar impunes en Tucumán. Sería auspicioso que alguna vez, los inadaptados recibieran el castigo contemplado por la ley, un hecho que en el ámbito deportivo no suele ocurrir. La impunidad es una mala compañera de cualquier sociedad que se considere justa.

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