No es el final, es el comienzo

Dicen que más difícil que llegar es mantenerse. San Martín sufrió mucho para volver a la B Nacional. Fueron cinco años de penar en una categoría como el Federal A que los grandes no quieren jugar. Resulta deprimente, desgastante. Equipos como el “Santo” la sufren. Parece una enfermedad que va consumiendo al paciente y si no se la cura a tiempo, puede resultar mortal. Esta vez el remedio llamado ascenso llegó a tiempo.

Cuando la Superliga promete revolucionar el fútbol argentino, si finalmente se concreta, formar parte de la nueva estructura profesional es muy bueno. El fútbol tucumano merece formar parte de ese mundo. Por la pasión y el aguante de los hinchas.

Costó llegar. ¡Cuánto costó! Ahora es necesario que los dirigentes dupliquen la apuesta. San Martín ascendió en un momento especial, sin sobresaltos económicos ni institucional. Además, un grupo de hinchas trabaja para mejorar y ampliar el estadio de La Ciudadela. Unidos, todo es más fácil.

La tarea de los dirigentes no será sencilla. La misión es darle continuidad al proceso de Diego Cagna y armar un plantel que no se conforme sólo con pertenecer a la segunda categoría del fútbol argentino. Intentar volver a Primera es más que un deseo. Es una obligación. La historia y el presente, así lo exige. Por eso este ascenso no es el final de un largo camino. Debe ser el comienzo de algo más importante.