“De un trabajo sucio no puede salir algo virtuoso”

“De un trabajo sucio no puede salir algo virtuoso”

Mercedes Marcó del Pont reivindicó las políticas del kirchnerismo y afirmó que la actual gestión de Mauricio Macri debe hacerse cargo de sus decisiones de política económica y no echarle la culpa de todo a la anterior administración.

CONVICCIÓN. “No hay espacios para los hechos de corrupción”, manifestó Mercedes Marcó del Pont. LA GACETA / FOTO DE hÉctor peralta CONVICCIÓN. “No hay espacios para los hechos de corrupción”, manifestó Mercedes Marcó del Pont. LA GACETA / FOTO DE hÉctor peralta
26 Junio 2016
Mercedes Marcó del Pont confiesa que no la política no le cambió la vida y que, por esa razón, siendo presidenta -primero- del Banco Nación y -luego- del Banco Central, no dejó de tomar el colectivo para trasladarse al trabajo. Sin embargo, dice que reniega del tarifazo y le pide al actual gobierno de Mauricio Macri que no lo profundice “ni privatice la SUBE (para franjas sociales que necesitan de ese servicio del transporte)”. La economista, militante del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) no escatima en rebatir lo que llama la política neoliberal del gobierno de turno, pese a que uno de sus primos (Rogelio Frigerio), también desarrollista, es el ministro del Interior. Marcó del Pont estuvo en Tucumán invitada a disertar sobre los “Desafíos del Desarrollo de cara al Bicentenario”, invitada por la Fundación Proyecto Incluir para Sumar. Y, en la oportunidad, le dio la siguiente entrevista a LA GACETA.

-En el informe “estado del Estado”, el actual gobierno remarcó que el anterior le dejó la administración con serios problemas...

- Por primera vez en un proceso de transición democrática, el gobierno que se fue le dejó al que vino un país parado sobre sus pies, con problemas, pero desendeudado; con un mercado interno dinámica y con un país creciendo. Un país generando empleos; poco, porque había desaceleración: y un mercado de trabajo con un nivel de desocupación en mínimos históricos. Un país con insuficiencia de dólares, que había que encarar en un contexto internacional muy complejo. Y a esos problemas había que abordarlos tratando de evitar condiciones de crisis y preservando el único factor que nos permitía crecer y sostener el empleo: el mercado interno. En los últimos años, la Argentina había sobrevivido a las crisis externas, no sólo porque estaba desendeudado, sino que no había dejado entrar al capital especulativo. Hoy nos encontramos con un nuevo gobierno que tiene una visión y un proyecto distinto al de los 12 años anteriores. Es una gestión que se lanza a una apuesta que, a mi criterio, es de la vieja política neoliberal, la de pensar que se puede crecer a partir del endeudamiento externo, sin atender al mercado interno. Creo que la actual gestión hizo un diagnóstico equivocado de la situación internacional, porque ninguna de las cosas que dijeron sucedió. Anunciaron una lluvia de dólares y eso no pasó. Cuando decidió devaluar brutalmente, generó inflación, algo que ellos mismos habían descartado. Ahora me llama la atención que el ministro de Finanzas (Alfonso Prat-Gay), con esas declaraciones pocos felices que suele hacer, diga que el trabajo sucio está mayormente hecho.

-¿Por qué cree que el Gobierno corrigió la pauta inflacionaria a un nivel más elevado que lo previsto?

-Y creo que sólo sinceró una tasa de inflación que hace siete u ocho meses atrás habían dicho que no la iban a generar con la devaluación, porque los precios ya estaban descontados y ajustados al valor del dólar informal. Creo que tendría que haber un poco más de humildad y no casi de falta de respecto al conjunto de la sociedad que está sufriendo los terribles efectos de la aceleración inflacionaria y del aumento descarnado de las tarifas que impulsó el gobierno de Macri.

-Pero, la actual gestión descarta nuevos retoques...

-La actual gestión está atentando contra el mercado interno, insisto, que es el pivote del crecimiento de esta y de cualquier otra economía del mundo. Hay que entender que del trabajo sucio no sale más que dolor, problemas y cargas negativas para el que recibe las consecuencias de esa tarea. Y esos impactos hoy recaen en los sectores populares, en el entramado PyME y en las economías regionales. Hay más concentración del ingreso. Con todo realismo, creo que de este trabajo sucio no puede salir algo virtuoso.

-¿Cree que habrá cielo despejado para el segundo semestre?

-El mismo gobierno, que hace pocas horas ha reconocido que la inflación es mucho más elevada del 25% previsto originalmente, y que estará más cerca del 40%, también reconoció que no habrá crecimiento económico este año. Más bien, lo patearon para el que viene. Si se mantiene la inercia de estas políticas públicas, tampoco habrá crecimiento en 2017. El Gobierno tiene que tomar nota del contexto internacional, que es sumamente adverso, que la devaluación ha provocado una rápida caída de la capacidad de compra de los sectores de ingresos fijos; que las inversiones externas no están llegando y uno lo observa en los mismos datos que difunde la Cepal para la región. Pero, además, en pocos meses la Argentina se endeudó a casi seis puntos del PBI. No hay inversiones en economías productivas como contrapartida, sino especulación financiera y fuga de capitales como ocurrió durante el primer trimestre del año.

-¿Por qué el dólar tiene tantas turbulencias, mientras hay quejas por el atraso cambiario y también subas del tipo de cambio como la de los últimos días?

-Creo que aquí hay un desmanejo de la política monetaria. De ninguna manera creo que la devaluación que impulsó este gobierno haya sido necesaria. No es cierto que ese era el tipo de cambio de equilibrio. La experiencia del gobierno kirchnerista, que devaluó en 2014, demostró que esa devaluación se la comió rápidamente la inflación y que el problema de la competitividad argentina era más profundo que la cuestión cambiaria. Más bien era sistémica, que tiene que ver con la productividad, con la inversión y otras cuestiones que no pasan por el tipo de cambio. Lo único que se hizo fue generar ganancias extraordinaria para ciertos sectores y no los populares. Esas políticas acentuaron la vulnerabilidad social, como lo advirtió el informe que difundió la Universidad Católica Argentina, sobre la pobreza.

-Pero la tasa de pobreza (estimada en un 30%) no tuvo una generación espontánea...

-Creo que lo que debería hacer el Gobierno, más allá de que sus asesores le digan que deben echarle la culpa al anterior, es hacerse cargo de sus decisiones de política económica. La devaluación del 60% fue una decisión de política económica; lo mismo que el brutal aumento de las tarifas o el aumento de la tasa de interés que, en seis meses tuvieron un costo fiscal que significó casi el 70% de todo lo que se pagó en 2015 en términos de subsidios. Se está premiando la especulación financiera y eso es el aumento de la tasa. Pero además tenemos un ministro (de Energía Juan José Aranguren) que dice aprendemos sobre la marcha. Entre aprender sobre la marcha y estamos haciendo el trabajo sucio preocupa la responsabilidad y el compromiso de los funcionarios del gobierno de Macri.

-¿Sigue siendo kirchnerista?

-Sigo siéndolo, reivindicando sus políticas, pero con la misma convicción repudio los hechos de corrupción. Creo que para un proyecto nacional y popular que pretende ser alternativa superadora, no hay espacio para los hechos de corrupción. No hay nada más antipolítico que chorear los recursos del Estado.

-¿No le constaban estos hechos mientras estuvo en la gestión?

-No. Estas cosas que ocurrían, lamentablemente las venimos a conocer ahora. Fui muchos años funcionaria, pero no tuve estas señales, ni tampoco presiones. Estas son situaciones individuales de delinquir y ojalá que la Justicia llegue hasta las últimas consecuencias.

-¿Habla con Cristina Fernández?

-No. No hablo con ella.

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