Como si fuera la primera vez

Como si fuera la primera vez

En 1949 Argentina perdió con los galos sin marcar.

PARTE DE LA HISTORIA. El tucumano Matías Orlando, que intenta mantener a salvo la guinda del asedio de un rival, ingresó sobre el final de un partido cuyo dueño, Francia, siempre mantuvo el control del juego. la gaceta / foto de héctor peralta PARTE DE LA HISTORIA. El tucumano Matías Orlando, que intenta mantener a salvo la guinda del asedio de un rival, ingresó sobre el final de un partido cuyo dueño, Francia, siempre mantuvo el control del juego. la gaceta / foto de héctor peralta
La ventana de junio no cerró. Está abierta de par de par, aunque ya no haya nada en juego. Hace frío, mucho frío y la herida de una tarde olvidable late como si un kilo de sal hubiese caído sobre cada uno de los 27 puntos de sutura que Francia le asestó al corazón Puma.

El test match de ayer fue una tormenta de acontecimientos desgraciados para los argentinos. Fue el festejo menos imaginado de las Bodas de Plata de encuentros contra los galos. De hecho, este 27-0 remite a la primera vez que se cruzaron: en 1949, en el estadio de GEBA, en la Ciudad de Buenos Aires. Aquella tarde del 28 de agosto, Francia conseguía lo que volvió a lograr 67 años después: dejar a Los Pumas en cero, sin poder marcar. Hay más.

El 0-5 del 49 dista mucho de esta última caída. Pero mucho. El rugby cambió, aunque no así las mañas, porque Francia construyó, a partir del juego en segunda marcha, de la intención de embarrar la cancha y de su destreza con las manos, un triunfo inapelable y categórico que lo ubica entre los tres de mayor diferencia entre ambos. Y dos de esas cachetadas Argentina las recibió en el Monumental de 25 de Mayo y Chile. La otra, la más amplia en el historia, data del 23 de junio de 2012, 49-10. “La verdad, no nos salió nada”, lamenta Facundo Isa, el primero en aparecer por la zona mixta. Allí, Isa responde cada pregunta con la sinceridad de quien sabe no tener escapatoria. No esconde la verdad Isa, la asume.

“El partido se jugó como ellos querían. Por ahí nos tocó recibir, pero no salimos a atacar como lo hicimos antes”, compara el santiagueño la efectividad criolla en el 30-19 de hace seis días.

Hablar de una derrota tan dolorosa no es para cualquiera, porque pasaron 16 años desde la última vez que Los Pumas cayeron en cero. Fue en 2000 frente a Inglaterra, en Londres, 19-0. Isa apenas tenía nueve años. “Sin dudas que duele (el resultado). Veníamos invictos frente a Francia desde hace mucho tiempo. Pero bueno, a veces se gana, a veces se pierde y tenemos que asumir que hoy (por ayer) no se nos dio. No jugamos bien”, lamenta.

“Es cuestión de tiempo para que se nos empiecen a dar las cosas”, prosigue Isa, ahora haciendo referencia a que Argentina deberá acostumbrarse a cambiar su forma de accionar contra rivales del Viejo Continente. Su propuesta dista mucho de la que ofrecen los países del Hemisferio Sur, así como en la competencia del Súper Rugby, donde no existe la posibilidad de respirar en una jugada. Cada movida es a fondo, de ida y vuelta. “Tendremos que saber adaptarnos a eso”, insiste Isa, que vuelve a la fuente de esa desgracia llamada infracciones y amonestaciones: “era una prioridad para nosotros no recaer en eso, pero lo hicimos”.

Como si la vida girara en torno a una rueda mágica, el pasado pisado regresó del más allá a Los Pumas. De los errores habrá que aprender. Como sea.

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